"Las mujeres con discapacidad sufren más discriminación que los hombres. Me da rabia, porque las mujeres ya de por sí estamos discriminadas". Lo dice Lorena Blanco, de 39 años, a quien en el 2014 amputaron la pierna derecha debido a un problema cardiovascular grave. Desde entonces su vida cambió: "Fue una hostia de la realidad", asegura.

Lorena se queja de que las mujeres con discapacidad "deben demostrar" que son "mujeres". "Se nos infantiliza. Enseguida sale el 'pobreta', el 'boniqueta', tengas 30 años o 60. Y nos preguntan cosas que no le preguntarían a un hombre. Por ejemplo, un taxista un día me preguntó si tenía marido y, cuando le respondí que no, me dijo: 'Sin pierna y sin marido, entonces ¿qué va a ser de ti?'. Al final me harté y le dije: 'No necesito un hombre para valerme por mí misma. Para que lo sepas, vivo sola y me apaño sola'", relata Lorena. "Hablas con tus compañeros y a ellos no les pasan estas cosas", añade.

Lorena trabaja como voluntaria en la entidad Amputats Sant Jordi. "Mi actual pareja no tiene ninguna discapacidad y muchas veces me dicen: 'Qué bueno que es él'. Tengo que aguantar la mirada de 'qué santo, que está con ella'", cuenta esta mujer, a quien en diferentes ocasiones han parado en la calle personas a las que no conocía de nada solo para preguntarle qué le había pasado. "En el caso de las mujeres hay mucho paternalismo", denuncia.

Transporte adaptado

Después de que le amputasen la pierna en el 2014, Lorena decidió abandonar Sant Joan Despí (donde vivía en un piso sin ascensor y regentaba un local de 'shawarmas' y pizzas) e irse a vivir a Barcelona, pues la capital catalana es "de las mejores ciudades de España" en lo que a transporte adaptado se refiere. "En Sant Joan Despí pasa un solo tren adaptado cada hora. Recuerdo lo mucho que me costaba al principio la movilidad: pasé de tardar 10 minutos en ir desde mi casa al tranvía a tardar una hora y pico".

Aun así, Lorena mantiene la alegría y el coraje. "Yo sigo viajando, no me da miedo. Me he ido a la montaña, al sur de Francia... Yo lo intento. Con silla, claro. Una vez alguien dijo que no somos personas con discapacidad, sino que somos personas que se van encontrando barreras en el camino que hacen que tengamos esta discapacidad".

Pese a todo, Lorena reivindica una sociedad que vele más y mejor por las necesidades de este colectivo. Según la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE), un 75% de los catalanes con movilidad reducida necesita de ayuda para salir de casa. Y más de 7.000 (un 2%) no lo hacen nunca.