Enorme comprensión y máxima receptividad. Con estas palabras definió ayer el ministerio de la Presidencia la respuesta del secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarsicio Bertone, al plan de reforma del Valle de los Caídos que le presentó el titular del departamento, Ramón Jáuregui, durante la comida que ambos mantuvieron en la Moncloa junto a la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez. La idea de transformar el Valle de los Caídos en un lugar de "memoria reconciliada que supere la imagen de un solo bando que ahora tiene" podría obtener, por tanto, la bendición papal, clave dado que en su interior se encuentra una abadía benedictina, que no resultaría afectada por la reforma.

El alcance del visto bueno del Vaticano es, sin embargo, difícil de calibrar dado el hermetismo de la curia romana. Preguntado por esta cuestión, el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, se escabulló advirtiendo que la comida había sido de mera "cortesía" y no para tratar "temas políticos y diplomáticos" bilaterales.

No es fácil tampoco que la reforma se lleve a cabo en esta legislatura. La comisión de expertos nombrada por el Ejecutivo tiene hasta octubre para hacer una propuesta concreta de reforma y si agota este plazo apenas restaría tiempo para iniciarla. Todo quedaría en manos de lo que decidiera el próximo Gobierno.

Con menos contenido que la comida resultó aún el encuentro de Benedicto XVI con Zapatero en la Nunciatura. Fuentes vaticanas y de Moncloa coincidieron en que se trató de una "reunión de cortesía" en la que ambos eludieron las cuestiones conflictivas. Una vez resuelto el sistema de financiación y archivados los proyectos de libertad religiosa y de la muerte digna no hay cuestiones pendientes que enfrenten a la Iglesia con un Ejecutivo al que, además, le quedan escasos meses de vida. Tampoco el Papa quiso remover cuestiones como la ley del aborto o la de los matrimonios gais.

¿De qué hablaron? Analizaron "la dramática situación humanitaria en el Cuerno de Africa", las revueltas en el mundo árabe, el conflicto de Oriente Medio y la situación económica internacional. Sobre cuestiones bilaterales, aprovecharon para "reiterar la vigencia" de los acuerdos entre España y la Santa Sede. El Pontífice obsequió a Zapatero con una estilográfica que representa el baldaquino de Bernini de la Basílica de San Pedro y este le regaló un facsímil sobre la conquista de Perú.

UN SALUDO A RAJOY Los encuentros del Papa seguirán hoy con el líder de la oposición, Mariano Rajoy. "Le va a saludar a la salida de la Almudena, es un fiel que va a misa y el Papa le saluda, no se puede hablar de audiencia o encuentro particular", precisó Lombardi, tras recordar que el objetivo de la presencia del Papa en España se centra en la Jornada Mundial de la Juventud.