Doce de los cardenales que en algún momento han sonado como papables no deberían ser elegidos para suceder a Benedicto XVI, ya que no afrontaron con suficiente rigor los casos de clérigos pederastas, les quitaron importancia, rechazaron reunirse con las víctimas y criticaron las investigaciones periodísticas. Así lo ve la Red de Supervivientes de Personas que sufrieron Abusos por Sacerdotes (SNAP), una organización de EEUU que divulgó ayer en Roma su lista negra de la «sucia docena» (Dirty Dozen).

Entre los papables señalados por la asociación destacan el mismísimo camarlengo, Tarcisio Bertone, y algunos de los nombres más repetidos en las quinielas, como el italiano Angelo Scola, el canadiense Marc Ouellet y el ghanés Peter Turkson. Tampoco deben ser elegidos según la SNAP el mexicano Norberto Rivera Carrera, el hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, los estadounidenses Timothy Dolan (Nueva York), Donald Wuerl (Washington) y Sean O'Malley (Boston), el argentino Leonardo Sandri, el australiano George Pell ni el checo Dominik Duka.

La lista incluye solo a cardenales considerados con posibilidades de ser el próximo Papa. De ahí la ausencia de otros habituales en el punto de mira de las organizaciones de víctimas, como el también estadounidense Roger Mahony. «Si la lista fuese exhaustiva, habría muchos más», aclararon fuentes de la SNAP.

LO HECHO Y LO DICHO / «La mayor parte merecen un puesto en esa lista por lo que han hecho y otros por lo que han dicho», declararon ayer en Roma los responsables de la red de víctimas. Así, acusan a varios de ellos, como Rivera, Pell, Dolan, O'Malley y Wuerl, de ocultación de casos, y al canadiense Ouellet, de negarse a reunirse con víctimas y de negociar con el cardenal escocés O'Brien -que renunció tras ser acusado de «conductas impropias» con jóvenes sacerdotes- aplicando «la práctica malsana de dejar que los malhechores determinen su propio castigo».

En cuanto a lo dicho, la SNAP recuerda, por ejemplo, que el cardenal camarlengo Bertone afirmó en su día no creer que a un obispo se le tuviera que exigir que denunciara a un sacerdote acusado de abuso sexual, porque «si un sacerdote no puede confiar en su obispo por temor a ser denunciado significará que no hay libertad de conciencia». Del hondureño Maradiaga se cita también una frase concluyente: «Iría con mucho gusto a la cárcel antes que hacer daño a mis sacerdotes, ya que yo no soy un policía».

EL CÓNCLAVE, AÚN SIN FECHA / El portavoz vaticano, Federico Lombardi, dijo que la posición de SNAP es conocida «desde hace mucho tiempo» y sostuvo que no corresponde a esta asociación «decir quién debe entrar en el cónclave o calificar a los cardenales que se reúnen».

Mientras, en Roma prosiguen las congregaciones generales, las reuniones de cardenales previas al cónclave, que ayer aún no tenía fecha de inicio. «En el Colegio Cardenalicio hay una gran voluntad de preparación, seria, profunda y sin prisas», insistió ayer el portavoz de la Santa Sede. A la cuarta congregación, ayer por la mañana, solo faltaron dos cardenales, a los que se espera ya en la doble sesión de hoy.