La cifra de víctimas del hambre en el planeta se reducirá este año a 925 millones, después de que en el 2009 alcanzara el récord de 1.023 millones, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Las causas del descenso --del 9,6%, el primero en 15 años-- son la mejoría del acceso a los alimentos, la bajada de precios y la tímida recuperación económica mundial. La evolución es positiva, pero muestra una realidad lacerante: uno de cada siete habitantes de la Tierra sufre hambre.

El director general de la FAO, Jacques Diouf, que anunció ayer estos datos, recordó que la cifra aún está por encima de la registrada antes del inicio de la crisis de la economía y de la de los alimentos del 2008, cuando alcanzaron sus precios más altos. "Es inaceptable que el número de malnutridos ronde los 1.000 millones. Cada seis segundos muere un niño por problemas ligados al hambre", clamó Diouf, que alertó de que se está lejos de cumplir la meta establecida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir el porcentaje de hambrientos a la mitad respecto de la referencia de 1990, fijada en el 20%.