El caso del violador del Vall d´Hebron llegó ayer al Senado y el Congreso de la mano del PP y, amén de desencadenar un hosco debate, permitió conocer las intenciones del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, visto el desasosiego social que ha causado la salida de la cárcel de José Rodríguez Salvador, condenado en su día a 311 años, de los que ha cumplido solo 16. Vigilancia durante dos años, obligatoriedad de someterse a tratamiento psicológico una vez fuera de prisión, cumplimiento efectivo de la pena... El ministro desgranó algunas de las propuestas de reforma del Código Penal en las que trabaja el Gobierno para criminales habituales y reincidentes, como sería el caso del violador del Vall d´Hebron, aunque, eso sí, a este en nada le afectarán, pues fue juzgado conforme a la legislación de 1973.

Nicolas Sarkozy propuso semanas atrás en Francia que, una vez cumplida la condena, los delincuentes sexuales no sean totalmente libres. Planteó internarles en centros psiquiátricos hasta que se certifique que ya no son un peligro y someterles además a tratamientos farmacológicos que inhiban su deseo sexual. Bermejo no fue tan lejos. "Nosotros no lo tenemos tan claro como los franceses, que llaman ahora castración sexual al tratamiento químico que se utiliza en España, y en todas partes, desde hace mucho tiempo sin resultados positivos", respondió el ministro al PP. "Aquí utilizamos el tratamiento psicológico, pero tampoco estamos contentos con los resultados", aceptó rápido.

BALSAMO PARA LAS VICTIMAS Fue por esa insatisfacción que Bermejo anunció una primera batería de medidas más allá de las legislativas, que desglosó después. Dijo, por ejemplo, que el ministerio prevé crear una línea telefónica de atención permanente para las víctimas de los violadores, como la que ya existe para mujeres agredidas por sus parejas. "Puede ser un bálsamo tranquilizador", dijo, para lograr una protección más efectiva de la intimidad de las víctimas.

El tuétano de su intervención, sin embargo, consistió en repasar la prevista revisión del Código Penal, que limita o prácticamente impide que los delincuentes sexuales accedan a medidas alternativas a la cárcel, como trabajos sociales, y, sobre todo, que resulte imposible que vean acortada su estancia en prisión. ¿Cómo el futuro Código Penal (si ve la luz) exigirá el cumplimiento de cuatro quintas partes de la condena para acceder a la libertad condicional. Es decir, un delincuente debería pasar 248 años en la cárcel antes de disfrutar de permisos?, es decir, más del máximo previsto por la ley de estancia en prisión (30 años).

Estas medidas, en cualquier caso, solo serán aplicables para delitos posteriores a la entrada en vigor del nuevo texto legal, en fase de trámite en el Congreso. ¿Y hasta entonces, qué?.

La salida de la cárcel ha propiciado un encendido debate que necesita ser sofocado. Ayer, en Iznalloz (Granada), donde el violador del Vall d´Hebron pasó las primeras noches en libertad, 300 vecinos se manifestaron en señal de protesta.