El mosquito Aedes aegypti pica a una persona cada dos minutos en Argentina. Las autoridades sanitarias contabilizan ya 7.700 casos de dengue en 13 provincias, casi 2.000 más que los registrados el pasado viernes. Pero los infectólogos duplican la cifra y hablan de la peor epidemia de la historia. Las víctimas mortales se elevan a nueve. En la ciudad de Buenos Aires hay 69 casos de infección confirmados y otros 64 en estudio. Y todo esto, afirman los expertos, es solo el principio.

El dengue causa en un principio fiebres altas, dolor de cabeza, vómitos y erupciones en la piel. Parecía algo lejano en la capital argentina, un problema de la gente de las provincias del norte, las más cercanas a Bolivia, donde se desató la crisis sanitaria. En Chaco, con 3.506 casos, Catamarca (2.348), Salta (1.185) y Jujuy (340) conviven la pobreza estructural, el atraso económico, la desidia administrativa y los efectos del cambio climático. El mejor caldo de cultivo para el peligroso mosquito.

Pero ahora los efectos del Aedes aegypti se sienten en la Buenos Aires cosmopolita, moderna y turística. El ministro de Salud, Jorge Lemus, ya ha reconocido que en la capital se superarán los 351 casos de dengue del 2007. Muchos de sus habitantes se han sumido en el pánico. "La situación está controlada", afirmó el jefe de Gobierno metropolitano, Mauricio Macri, quien ordenó que se fumiguen las plazas y otras áreas verdes de la ciudad. Raúl Forlenza, jefe de epidemiología del Servicio de Salud de Buenos Aires, aseguró que, por ahora, los casos de la capital son "importados" por personas que vienen de otras áreas o países limítrofes.

CASA POR CASA "El riesgo de una epidemia es cada vez más alto y está ligado a la cantidad de personas que llegan del norte con síntomas febriles y dolores musculares", señaló el doctor Oscar Lencinas, director del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur. La secretaría de Salud ya hace previsiones aciagas como consecuencia de las vacaciones de Semana Santa. Solo el miércoles pasado viajaron 5.000 personas hacia el norte y los días posteriores varios miles más continuaron saliendo en esa dirección.

Alicia Stolkiner, titular de la Cátedra de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires, cree que el aumento de los casos "es suficientemente significativo como para decir que existe una epidemia". Stolkiner advirtió de que si la situación se agrava, las autoridades capitalinas tendrán que imitar a las de Río de Janeiro, en Brasil, que, años atrás, y para matar al Aedes aegypti , salieron a "fumigar casa por casa".

La amenaza del dengue también se siente en la provincia de Buenos Aires, especialmente en el cinturón urbano que rodea la capital argentina, donde viven millones de personas. Ante los primeros casos confirmados, que pueden superar los 100, se han reforzado las tareas de fumigación y la atención hospitalaria.

Tres meses después de trascender la primera muerte, el Gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner todavía discute ante las cámaras de televisión si lo que afronta Argentina es un "brote" o una "epidemia". La ministra de Salud, Graciela Ocaña, debía informar ayer al Congreso sobre los pasos dados para enfrentar el dengue.

VIEJOS ERRORES "Hay altos índices de presencia del mosquito desde hace 15 años en el país, pero pasaron varios gobiernos y lo que se hizo tuvo patas cortas. Se necesitan campañas continuas con participación social y mejoras en la calidad de vida de la gente", señaló Ricardo Gurtler, investigador de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.