THtoy comienza el Womad y la semana pasada se celebraron el Viña Rock y el Cabra Music. Después vendrán el Espárrago Rock y más adelante, el Doctor Music. Esto de ponerles nombres a los festivales debe de ser una ocupación muy entretenida. El truco consiste en asociar lo más típico del lugar con un término musical inglés. Si en tu pueblo hay vino, le llamas Viña Rock. Si en las dehesas salen espárragos, pues ya sabes. Que el Doctor Music se celebra en las praderías asturianas... Coloquemos entonces una vaca en el emblema. Y si en la zona retozan las cabras, se une lo caprino con la music y queda mogollón de guapo. Lo de Womad resulta mucho más sofisticado. Es normal tratándose de Cáceres, donde hasta los festivales de rock tienen su elegancia y se llaman Extremúsica, nada de términos rústicos o castizos tipo Grajo Pop, Carneril Music o Cale-Rock Street. Es más, mientras otros conciertos se celebran en destartalados campos de fútbol, trigales en barbecho o vetustos aparcamientos, los de Cáceres son a lo fino: en un hípico.

En estos festivales, cuando anuncian los grupos que actúan, raramente conoces a alguno. Y da lo mismo que sea el Cabra Music de Malpartida con los Black & Decker, los Al Baño María o los Wan-Tung Fritos que el Womad con Lura, Abdelli o los Apache Indian. A los del Cabra les dan en el catering un puchero de patatas con carne y a los del Womad les sirven jamón y avellanas, pero a la hora de la verdad, todo esto son pamplinas. En realidad, lo único que importa en los festivales es las ganas que tengas de pasártelo bien.