Sardà tiene una extraña propiedad. Todo lo que dice, desde cualquier púlpito, se convierte en algo que tener en cuenta. Hable del 11-M, del flirt de Piqué y Shakira, de las aptitudes interpretativas de Mourinho o de la excomunión del pare Manel. Ahora saca Catalunya, España y la madre que las parió (Planeta), una nueva historia de una vieja rencilla. Y si la cuenta Sardà...

La suya parece seguir siendo palabra de mucho peso.

--¡Es horroroso! Mire el comentario que hice sobre Piqué y Shakira... Fue de Forrest Gump, se lo juro. Lo dije convencido de que todo el mundo lo sabía. Ignoraba que era la frase que se necesitaba para confirmar la relación.

Otro hit de su influencia fue aquel Crónicas Marcianas del 11-M.

--Aquella noche yo no quería hacer Crónicas, pero lo hice sin público, sin cambiarme, con solo cinco tertulianos. El PP perdió las elecciones y en un confidencial de Madrid dijeron: ±Han ganado los de Crónicas MarcianasO. Se refería a un tipo de gente que no hubiera ido a votar y que fue.

¿Cómo explica su ascendente?

--Al margen de ser el rey de la telebasura, imagino que tengo credibilidad.

Y capacidad para movilizar emociones, para inventar mundos.

--Para inventar mundos sí creo tener habilidad. Y para hacerlo hay que tener una noción de juego, ser algo naíf, prácticamente infantil. Creo que ese inventar el mundo es, de algún modo, mejorar el mundo. Por entretenido.

Pero es un hombre de gustos serios y se le recordará por el vodevil.--¡Qué culpa tienen los demás de lo que a uno le interesa! Crónicas Marcianas era el programa que quería el público, pero hecho como yo quería. La gracia es haber hecho televisión muy popular, sin complejos, técnicamente impecable.El germen de la tele de ahora, si me permite la observación.--No. En Crónicas hablábamos de la guerra, imitábamos a ministros, tocábamos temas sociales y también de corazón. Ahora solo se habla de corazón. Esa es la diferencia.Introdujo la risa a costa del pobre de espíritu.--Le contaré una cosa. Un día vino Leonardo Dantés --que la gente piensa que es idiota--, y me dijo: "Javier, he pensado que hoy me podrías arrancar la peluca". Y yo le respondí que vale, pero que tenía que estar muy serio para que al día siguiente dijeran: "¡Qué hijo de puta es el Sardà!". ¡No imagina la cantidad de correos que llegaron contra mí! ¡Genial! Esa es la madre del cordero de la tele.Así es como también se ganó un guardaespaldas.--Eso fue durante la guerra de Irak. Una noche me siguieron dos coches. Faltaban dos años para que acabara el programa y los Mossos me dijeron que ya no podía ir solo, pero que no me podían dar protección. Y en el buzón de casa me dejaban mensajes brutales, pero en la comisaría de Gràcia también me dijeron que no me podían ayudar. Contraté escolta.Ahora que es archimillonario, le seguirá haciendo falta...--No soy archimillonario, ¿eh? Hice mucho más dinero del que jamás me hubiera imaginado. Porque yo sé lo que es no tener literalmente ni un duro. Por eso cuando me salió una oportunidad, la cogí. Yo tuve un sueldo anómalo desde muy joven. A los 18 años ya ganaba 80.000 pesetas al mes. Una barbaridad. Recuerdo que un día me compré dos teles de golpe y me puse a llorar por haberlo podido hacer. Incluso pensé que no era del todo correcto hacerlo.Ahora no tendrá usted reparos.--El dinero da libertad y poder, pero para comprar algo me impongo como condición que me haga una ilusión de cojones. Soy un gran aficionado al tren eléctrico y cuando me sobran vías, me las voy a vender. Ese es el sentido de la vida. Además, ser hombre es una ventaja.¿Dónde está la ventaja?--No somos tan compradores compulsivos como las mujeres.Ay, señor Sardà...--Y las veo diferentes en la relación con la comida. Si las mujeres se miraran con los ojos de los tíos sufrirían menos. Encuentro muy difícil ser mujer... Vivo rodeado de ellas y me gustan. Tengo una hija estupenda que, con 17 años, está estudiando Relaciones Internacionales en Londres. Y le digo que no sufra tanto.¿Usted no tiene inseguridades?--No he sido inseguro pero tampoco he disfrutado haciendo el trabajo. A Jordi González, que es un tío cojonudo, le sale de dentro hacer programas. No es un sufridor. Yo sí lo soy.Eso en lo profesional, ¿y en la vida?--He sido más maduro profesional que emocionalmente. Confieso que he tenido una tendencia a no comprometerme en las relaciones. Mientras trabajaba era como ir en una vuelta ciclista. Igual veías a una chica maravillosa, pero habría tenido que parar y bajar de la bicicleta.¿Allí arriba se estaba muy solo?--Había días en que estaba vistiéndome, con todo el ruido del público al fondo, y me podía sentir la persona más desgraciada del mundo. Curiosamente, ocurría cuando estaba triste o muy contento. Pero siempre me consolaba diciéndome: Al menos no eres un matador de toros . Estar allá, en directo, y que no dejaran ir a dos toros de 600 kilos era un consuelo.El sarcasmo es su mejor parapeto, ¿eh?--Yo soy así. Soy escéptico y sarcástico. ¿Qué quiere que sea en una vida en la que tenemos la derrota asegurada? Contra eso, sentido del humor, sarcasmo, mala leche...

El germen de la tele de ahora, si me permite la observación.

Introdujo la risa a costa del pobre de espíritu.

Así es como también se ganó un guardaespaldas.

Ahora que es archimillonario, le seguirá haciendo falta...

Ahora no tendrá usted reparos.

¿Dónde está la ventaja?

Ay, señor Sardà...

¿Usted no tiene inseguridades?

Eso en lo profesional, ¿y en la vida?

¿Allí arriba se estaba muy solo?

Al menos no eres un matador de toros

El sarcasmo es su mejor parapeto, ¿eh?

¿Qué pasa cuando se apagan las luces y el clamor?