Retratada en forma de auténtica filigrana toda la vida de Jesús, personificada en más de 7.000 figuras de diverso tamaño y material y unas únicas manos para tan bello milagro: las de Maruja González, nacida en Acehuchal, pero residente en Campanario, localidad pacense donde se encuentra el belén más grande de Extremadura, acaso uno de los más grandes del mundo, auténtico tesoro, gustazo para los ojos, más bien para todos los sentidos.

"Dicen que por entonces Egipto era la ciudad del granero, porque allí se vendía y se compraba mucho", relata Maruja para expresar una de las novedades de este año en su gran obra maestra. San José en la carpintería, San José ayudando a María en los quehaceres de la casa, Jesús atendiendo las visitas, Jesús siendo niño haciendo figuras de barro que luego se transforman en pájaros antes de que María lo lleve de la manita de nuevo a casa... "Jesucristo me cae estupendamente. Era un hombre con carácter, pero era bueno y arropaba a todos los que lo necesitaban. Siempre fui una persona muy miedosa, hasta que un día soñé con Jesús. Desde entonces no tengo miedo a nada".

Y como prueba de su fe, todas estas figuras, muchas hechas por Maruja de niña o apenas adolescente. Y luego todas las demás, que su marido, Pedro Moruno, ya fallecido, encargaba en Murcia y llegaban a Extremadura en un plispás porque el bueno de Pedro era viajante. Y es que Pedro siempre está en el recuerdo. Maruja a solas frente al portentoso portal echándole de menos, recordando aquel viaje a Portugal donde compraron a Jesús bautizándose en el río Jordán. El 19 de febrero hará seis años que se marchó pero Pedro sigue tan presente como aquel día en que se conocieron y sellaron eternamente su amor.

Figuritas en movimiento, con el amanecer, el anochecer, idílicas cascadas, montañas nevadas, ríos que cruzan el universo mágico del desván de Maruja: 260 metros de ancho, cinco metros de altura. Casi . De modo que esta Navidad no sean perezosos. Cojan su coche y viajen hasta Campanario. No se arrepentirán.