Alwin van der Linde ha viajado a China invitado por las autoridades culturales de aquel país para exponer en Beijing su pintura y fotografías. Habla con énfasis de las transformaciones de la nación asiática, adonde regresará a finales de año para una segunda exposición. Después de explicar sus impresiones sobre su estancia china, saca su conciencia ecológica contra un proyecto de instalación de molinos de viento en Montánchez. ¿Y la refinería en Badajoz? "Claro. Extremadura es un pulmón verde y cuando se construyen estas centrales no hay vuelta atrás. Así que hay que mantener un equilibrio. Desde luego no creo que la solución pase por poner molinos que se cargan el paisaje".

--¿Cómo acabó en China?

--Mediante contactos. Vieron unos retratos que hice a los Reyes de España y luego otras obras mías. Como están interesados en establecer un diálogo con la cultura europea empiezan a exponer a artistas. Y así me invitaron. Expuse en el Museo de Arte Mundial seis cuadros y 40 fotografías junto a la que fue nuera de Mao Zedong y que es presidenta de la asociación de fotógrafos chinos.

--¿Qué ocurre en China?

--Me encontré un país donde todo está controlado y es difícil acceder a él desde el extranjero. Pero hallé un Beijing efervescente por los Juegos Olímpicos. Ya viajé en los años 80 y el país de hoy no tiene nada que ver con el del pasado. Hay prejuicios respecto a los chinos. Yo he visto un pueblo cumplidor y hospitalario.

--¿Y los derechos humanos?

--Pensamos en ellos, pero es un país tan enorme que está obligado a mantener un sistema sólido de organización política; pero todo se encuentra en transformación y poco a poco están abriendo las fronteras.

--¿Qué conoce del arte chino?

--Me interesa su pintura de los siglos XV y XVI y la idea de que está centrada en la meditación y la observación de la naturaleza, mientras que la nuestra es más representativa.

--¿Y qué queda del comunismo?

--El respeto a los trabajadores, a la gente mayor, la facilidad de acceso a la cultura para todos.

--Hablaba antes de la dificultad de entrar en el país.

--Sí, porque ahora, con las protestas sobre el Tibet y los actores americanos famosos apoyándolas, no quieren, cuando invitan a alguien, encontrarse con gestos de rebeldía política.

--¿Habrían aceptado las pinturas sadomasoquistas que usted expuso en Cáceres en el 2006?

--Creo que sí. Hay, por ejemplo, muchos artistas chinos trabajando con imágenes de la revolución y Mao con un tratamiento más político que el mío. Pero la política no me ha interesado nada. Yo no pinto con el fin de promover ideas políticas.