Puede parecer una pijotería, pero creo que es un detalle que merece una reflexión: cuando TVE elige a su representante para participar en el Festival de Eurovisión, ¿por qué su concursante pasa impepinablemente a ser considerado como la imagen, el símbolo artístico y musical de toda España? Es decir, ¿TVE es lo mismo que España? Esta apropiación subliminal del concepto España es un fantástico espot promocional para la tele pública. Pero seguro que al resto de las televisiones españolas --que tienen vetada su entrada en el selectísimo grupo de teles que conforman Eurovisión-- no les debe hacer ninguna gracia la equiparación TVE: España . Ellas también son España, y lo cierto es que no rascan bola en el veterano festival de la canción.

El caso es que TVE no tiene toda la culpa, ya que se ha encontrado casi sin querer con esta equiparación, que tiene su origen en la propia historia de Eurovisión, y en las circunstancias en las que nace la televisión en Europa: mastodónticos entes públicos en régimen de monopolio.

El 6 de junio de 1954, las cadenas públicas --las únicas que existían entonces-- de Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Reino Unido y Suiza crearon Eurovisión, red de intercambio de imágenes y sonido que, además, era un potente pool para repartirse los derechos audiovisuales de nimiedades como, por ejemplo, Juegos Olímpicos y Mundiales de fútbol. En 1956, estos socios organizaron el primer Festival de Eurovisión que, según la leyenda, nació por intereses de discográficas francófonas para contrarrestar el éxito del Festival de San Remo. TVE, la única --grande y franquista-- tele que por aquellos años existía en España, empezó a colaborar con Eurovisión el 2 de marzo de 1960 retransmitiendo un partido de fútbol (cómo no): el Real Madrid-OGC Nice. TVE debutó en el Festival de la Canción en 1961, con Conchita Bautista, que interpretó Estando contigo . Entonces, hace ya 47 años, ella sí era la representante de España. El problema es que esta equiparación lógica sigue. Debería haber desaparecido en 1990, cuando se rompió el monopolio audiovisual en España y nacieron las teles privadas. Pero entonces TVE vio el peligro de la competencia y puso en práctica una vieja norma bélica: al enemigo, ni agua, que en el audiovisual se tradujo en vetar contra viento y marea la entrada de toda cadena rival en Eurovisión.

Hoy solo dos radios españolas privadas están en Eurovisión: SER y COPE. Pero es casi imposible que TVE deje entrar a ninguna tele rival. Así, cuando el día 24, el Te Deum de Charpentier dé paso al Festival de Eurovisión, asistiremos a la presentación de Chikilicuatre como el representante de España..., aunque haya muchos españoles que no se sientan muy identificados con su peculiar estilo musical. Eso sí, casi todos querremos que gane.