Vagones con goteras, sin aire acondicionado en verano ni calefacción en invierno, aseos que no funcionan y que no están adaptados a personas con discapacidad. Averías día sí día no que provocan retrasos de casi tres horas. Pasajeros que se quedan tirados en mitad de trayecto (y a veces en medio de la nada) y tienen que esperar a que lleguen autobuses que los trasladen a su destino. Escasez de horarios y viajes eternos (ir de Badajoz a Madrid, por ejemplo, implica una duración media de más de 6 horas). Una infraestructura obsoleta con vías del siglo XIX. Ni un solo kilómetro electrificado. Promesas incumplidas y la renuncia al AVE a favor de un tren rápido o de altas prestaciones que iba a estar funcionando en 2015. Luego se dijo que en 2016. Y ahora la fecha es 2019. Mientras tanto, la velocidad media sigue siendo de unos 80 kilómetros por hora. Pero además, el nuevo compromiso para lograr un ferrocarril en condiciones en Extremadura implica solamente la unión entre Badajoz y Plasencia, puesto que aún no hay proyecto cerrado de cómo conectar desde la capital del Jerte hasta Madrid por carriles del siglo XXI. Como punto en positivo, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha anunciado esta misma semana que habrá doble vía entre Plasencia y Cáceres y puede que hasta Mérida, algo que no se contemplaba hasta el momento y que evitará que si hay incidentes, no afecte también al servicio que viene en sentido contrario, como sí ocurre ahora.

Motivos de indignación hay de sobra. Por eso Extremadura quiere vivir hoy, 18N, una jornada histórica y que su lema Por un tren digno retumbe en Madrid. La región protagoniza una manifestación impulsada por la Junta y el Pacto por el Ferrocarril, que firmaron sindicatos, empresarios y partidos políticos (después se han adherido 295 ayuntamientos) con el objetivo claro de exigir y vigilar que se cumplan las promesas del Gobierno central.

Se espera que a lo largo de la jornada unas 20.000 personas acudan a la madrileña plaza de España para expresar su apoyo a esta causa extremeña. Para ello, más de 300 autobuses (gratuitos para sus pasajeros) han salido a primera hora de la mañana desde las ciudades y numerosos pueblos de Extremadura rumbo a Madrid. Hay participantes que viajan con los vecinos del municipio más cercano al no ofrecer su ayuntamiento vehículo propio, mientras que en otras localidades algunas asociaciones han preparado un pic-nic para el almuerzo.

OTRAS COMUNIDADES / Asimismo, hasta Madrid también llegarán autocares desde otras comunidades como Cataluña, Andalucía, País Vasco y Castilla La Mancha.

Y hay que sumar a quienes se desplacen en su coche particular así como a los representantes del Pacto por el Ferrocarril, las plataformas de apoyo (como Milana Bonita), medios de comunicación y otras organizaciones.

La cita es en la plaza de España a partir de las 11.30 horas. Habrá actuaciones musicales y la lectura del manifiesto En defensa de un tren digno de la mano del escritor y sacerdote Jesús Sánchez Adalid y la periodista Pepa Bueno.

Bajo el lema «estamos hartos» la Junta ha querido adoptar una postura combativa y unir a los extremeños en esta reivindicación con una voz única (lo que ha motivado que reciba críticas de la oposición asegurando que dar protagonismo a esta protesta evita hablar de que, por ejemplo, el desempleo en Extremadura sigue subiendo).

Lo cierto es que, antes de empezar, el 18N ya ha sido definido como una de las mayores movilizaciones de la sociedad extremeña en los últimos 40 años.