¿Fiesta de la democracia? Más bien resaca tras resaca. Es el bucle en el que han vivido los extremeños este 2019 que está a punto de decir hasta siempre. Sin duda una etapa de convulsión política, de falta de diálogo y ausencia de acuerdos, pero también de pactos inesperados. ¿El resumen? Una sensación de caos a nivel nacional. Pero al mismo tiempo Extremadura ha recuperado ese supuesto sosiego que ofrece un resultado inusual en estos tiempos: la mayoría absoluta.

2019 ha sido el año en que se cumplían cuatro décadas de las primeras elecciones municipales, o lo que es lo mismo, la primera vez que los pueblos pudieron elegir a sus gobernantes tras la dictadura franquista. Las localidades extremeñas, al igual que en el resto del país, estrenaron alcaldes democráticos en 1979.

Curiosamente, fue aquel el único precedente que existía en España de celebración de comicios nacionales y municipales con apenas un mes de separación. Ocurrió de nuevo este año con las citas del 28 de abril y el 26 de mayo (cuando también se votó en las autonómicas y las europeas). Lo que no estaba en el calendario era la repetición de las generales en noviembre. Eso sí que ha sido histórico.

ESTANCAMIENTO

40 años después de aquella primera cita con las urnas en los pueblos, el país ha vivido un periodo de estancamiento político del que aún no ha salido. En aquel entonces la UCD obtuvo en Extremadura los mejores resultados. Gobernó en Cáceres, Badajoz, Plasencia, Almendralejo... Y también en las dos diputaciones provinciales.

Ahora las cartas con las que se ha jugado en cada convocatoria electoral han ido cambiado con poco tiempo de diferencia. La actualidad se mueve a otro ritmo. Al igual que sus consecuencias.

La realidad es que los extremeños han escogido este 2019 hasta cinco papeletas distintas para elegir a sus mandatarios a nivel nacional, local, regional, europeo y nacional otra vez. Cinco decisiones sin apenas respiro para decantarse por un partido u otro. No siempre la opción ha sido la misma en cada una de las citas.

¿Y cómo han afectado las diversas votaciones a Extremadura? A continuación, el resumen por capítulos.

Capítulo 1: 28 de abril. Elecciones generales (Primera parte)

Capítulo 1:Había un punto de partida claro: la división de la derecha, una situación de la que salía beneficiado, sin duda, el PSOE. La sombra de Cataluña ya era alargada y daba alas a Ciudadanos, con Albert Rivera en la cúspide y con las encuestas a favor. El PP iba en caída libre. Unidas Podemos perdía seguidores. Y Vox se abría hueco con fuerza. El ambiente que se respiraba a nivel nacional salpica irremediablemente a Extremadura.

La comunidad juega con 10 escaños en el Congreso de los Diputados de los 350 que se reparten por todo el país. De ahí que a la voz extremeña le cueste sonar alto en la actualidad nacional.

Aún así los resultados en ambas provincias fueron un reflejo de lo que ocurrió en el resto del país. El PSOE mejoró su puntuación y se comió la mitad de la tarta, 5 de 10. Recuperaba así su hegemonía en la región.

El PP, al contrario, perdió la mitad de sus votos y tres diputados, quedándose solamente con 2. Se veía venir este batacazo que intentaron frenar unas veces con ataques a Vox y otras con giros ideológicos hacia la ultraderecha. Pero sus fieles se fueron a Cs, principalmente, y al partido de Santiago Abascal.

Así, los naranjas dieron la campanada con un escaño por cada provincia. La formación se convirtió en la segunda en romper el bipartidismo en unas generales en Extremadura.

La primera fue Podemos en 2015, pero en las elecciones del 28 de abril se quedó sin su único asiento en el Congreso. Se lo quitó Vox, la extrema derecha, que conseguía meterse en el reparto.

Capítulo 2: 26 de mayo. Elecciones municipales, autonómicas y europeas

Con el viento a favor, el PSOE extremeño salía a batallar en las municipales y autonómicas con dos objetivos claros: la mayoría absoluta en la Asamblea y el bastón de mando en Cáceres y Badajoz (esta última llevaba más de dos décadas en manos populares). El PSOE consiguió lo primero, lo segundo solo a medias: el consistorio pacense se le resistió.

Guillermo Fernández Vara se convertía de nuevo en presidente de la Junta y con una mayoría absoluta (el PSOE obtuvo 34 escaños de los 65 que hay en la Asamblea) que le permite gobernar sin tener que pactar ni bailar con nadie.

¿El resto? El PP de José Antonio Monago perdió espacio pero no tanto como su partido a nivel nacional. De 28 asientos pasó a 20.

Cs, con Cayetano Polo en primera fila, fue el que más subió. Ahora ocupa 7 sillones, antes solo 1.

Unidas por Extremadura, la formación que sumó a Podemos, IU, Equo y Extremeños, a pesar de que unieron fuerzas, perdieron fuelle. Sus 6 diputados se redujeron a 4.

Y Vox, que aspiraba a acceder a la Asamblea de Extremadura al igual que lo había hecho previamente en el Parlamento de Andalucía, se quedó fuera. El hecho de que no entrara en juego ese quinto partido para el reparto fue lo que le dio al PSOE la mayoría absoluta.

¿Y las europeas? Es una votación que los electores viven con más distancia, aunque la realidad es que las decisiones de Bruselas afectan a la economía regional. El PSOE dobló en votos al PP. Ambos partidos se desmarcaron del resto de formaciones políticas.

AYUNTAMIENTOS

¿Qué ocurrió con los alcaldes? Plasencia y Mérida vivieron situaciones similares. Tanto el popular Fernando Pizarro como el socialista Antonio Rodríguez Osuna, respectivamente, lograron mantener su mayoría absoluta.

Del mismo resultado disfrutaron los mandatarios de Don Benito y Villanueva de la Serena, José Luis Quintana y Miguel Ángel Gallardo, ambos del PSOE.

Un panorama mucho más complejo se instaló, por el contrario, en Badajoz y Cáceres. En ambas ciudades los socialistas vencieron en las elecciones municipales, pero una cosa es ganar y otra gobernar.

En Cáceres el entonces líder de Cs, Francisco Alcántara (ahora tiene su propia formación tras un enfrentamiento con el partido que supuso la ruptura total), quería desde el principio pactar con el socialista Luis Salaya para formar gobierno, pero desde la dirección nacional de Cs no lo permitieron. Fue en Madrid donde se llevaron a cabo las negociaciones y donde se tomaron las decisiones de qué hacer en el ayuntamiento de Cáceres. Lo mismo ocurrió en Badajoz.

Tras horas de reuniones sin descanso, desde los llamados comités de pacto (la dirección nacional) se intentó aplicar la fórmula de alcaldía mixta: dos años el bastón de mando para el candidato popular y otros dos para el aspirante naranja. Siempre con la complicidad y apoyo de Vox. Rafael Mateos, al frente del PP cacereño, se negó en rotundo a participar en este juego de las sillas. Tampoco quiso el entonces líder de Cs. Se rebelaron contra la imposición desde fuera. Entonces el PSOE de Salaya pudo hacerse con el poder.

No ocurrió lo mismo en Badajoz, donde sí participaron de ese reparto establecido desde Madrid. El PSOE de Ricardo Cabezas ganó las elecciones pero el pacto final fue: dos años de alcaldía para el popular Francisco Javier Fragoso y los dos siguientes para el candidato de Cs, Ignacio Gragera. En el reparto se incluía una concejalía para la ultraderecha, para Vox, necesario para este acuerdo, aunque ni el PP ni Cs lo reconocieron a las claras en ningún momento.

Capítulo 3: 10 de noviembre. Elecciones generales (Segunda parte)

Los que habían ganado saldrían perdiendo; los que habían perdido solo podían ganar. Pero los primeros tomaron la decisión. Y sí, se convocaron nuevas elecciones generales. El PSOE de Pedro Sánchez, que había salido victorioso en los anteriores comicios, no alcanzó ningún acuerdo para formar gobierno. La oposición tampoco quiso dar un paso atrás para desbloquear el país. Y vuelta a empezar. De nuevo precampaña, campaña, ataques, falta de autocrítica...

Dos hechos históricos en este periodo: la sentencia del procés, que hizo que ardieran de indignación las calles de Barcelona y avivó de nuevo el fuego de Cataluña como gran arma política (benefició esta vez a Vox por las posturas radicales); y la exhumación de Franco, para la cual no esperaron, por lo que entró en la batalla política.

¿Consecuencias para Extremadura del 10-N? El partido de Rivera bajó con la misma facilidad que subió. Se quedó sin representación. El PP se comió uno de sus escaños y Vox otro. Al partido de ultraderecha la repetición electoral le sirvió para aumentar su representación en el Congreso. A Cs, para desaparecer.

El PSOE mantuvo sus escaños pero con menos apoyo por la abstención; hartazgo de volver a las urnas para llegar a la misma conclusión.

En el partido naranja se abrieron heridas. A nivel nacional Rivera dimitió tras una debacle sin precedentes. En Extremadura, el todavía líder cacereño Alcántara acusó a la dirección regional (Polo) de no apoyar la campaña de la candidata por Cáceres, Victoria Domínguez. Fue ese enfrentamiento el que provocó su marcha para crear sus propias siglas.

¿Y ahora qué? Tras siete meses de dimes y diretes, Sánchez y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, han firmado un acuerdo que podrían haber rubricado sin repetir elecciones. Pero faltan más socios y seguimos sin gobierno.