El 46,2% de las extremeñas con edades comprendidas entre los 14 y 22 años tienen un índice de masa corporal por debajo de lo normal y un 1,2% desearía tener un peso inferior a los niveles mínimos de nutrición. Las cifras, consideradas "preocupantes" por los expertos, son el resultado de una tesis doctoral presentada en la Universidad de Extremadura sobre los hábitos alimentarios en la población adolescente femenina de Extremadura, en la que se asegura que un 30% de la población comprendida en esta franja de edad podría sufrir disfunciones alimentarias durante los próximos años si no se desarrolla una política preventiva y de investigación al respecto.

El estudio, realizado por el especialista pacense en Medicina Familiar y Comunitaria, Félix Suárez, y dirigido por Vaz Leal, uno de los doctores extremeños de más prestigio internacional en este campo, sostiene que una de cada diez extremeñas pertenece a un grupo de alto riesgo en una región en la que la bulimia afecta al 20% de las mujeres entre 14 y 22 años, mientras que la anorexia la padecen entre un 14 y un 15 de las adolescentes.

UN ESTUDIO DE CUATRO AÑOS

El estudio ha durado cuatro años en los que el objetivo era comprobar la tendencia de las adolescentes extremeñas a desarrollar patologías relacionadas con la alimentación. Para ello, desde el Departamento de Farmacología y Psiquiatría se elaboraron encuestas para conocer los hábitos alimentarios de las jóvenes, así como sus modelos de imitación social.

En total, se procedió a encuestar a 240 chicas pertenecientes a centros de Enseñanza Secundaria de los municipios de Alconchel, Olivenza y Fregenal de la Sierra, de las que un 10% fueron catalogadas como grupo de alto riesgo, por lo que los investigadores las ofrecieron la posibilidad de recibir un tratamiento adecuado en el propio departamento por personal cualificado.

Según el autor de la tesis, el paso de la infancia a la adolescencia es cuando existe un mayor riesgo de sufrir disfunciones. "En la franja de edad que va de 13 a 16 años es cuando se inician el 60% de los comportamientos de riesgo", indica Suárez, que asegura que las cifras que se manejan en el estudio son muy similares a las que existen a nivel nacional.

CONCLUSIONES

Las principales conclusiones que recoge la tesis, que ha recibido la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad, inciden en la necesidad de desarrollar medidas preventivas fundamentalmente en tres campos. En la sanidad a nivel de atención primaria, en la educación de los adolescentes, implicando a estudiantes, padres y educadores, y en el ámbito familiar.

El objetivo es adoptar patrones sociales adecuados que permitan llevar a cabo hábitos alimentarios sanos. "Sólo con esto se reducirían las cifras de forma considerable", asegura Suárez.