Evitar que Extremadura se siga despoblando, contar con un tren digno que facilite el regreso de quienes se han marchado y para los que viven aquí o vienen a la región; y que quienes estén aquí tengan un empleo. Como se puede comprobar, el año nuevo llega con viejos objetivos. Afrontar el reto demográfico, que de una vez por todas haya servicios ferroviarios en las mismas condiciones que tiene el resto de España y frenar el paro son tres de las asignaturas señaladas en este calendario de 2019; además de seguir mirando al sol, al viento y al agua para captar proyectos, y facilitar la llegada de importantes inversiones a la comunidad autónoma como la instalación de la azucarera en Mérida o el macroproyecto de ocio previsto en la Siberia extremeña; sin olvidar las nuevas infraestructuras sanitarias como los hospitales de Cáceres y de Don Benito-Villanueva, la consolidación para instalar 15.000 hectáreas de regadío en Tierra de Barros y el nuevo rumbo de la Universidad de Extremadura.

Y todo ello formará parte de una agenda política que a partir de ahora mirará mucho más si cabe al 26 de mayo, a la cita con las urnas, en medio de un nuevo espectro político marcado por las recientes elecciones andaluzas y también por la situación que se vive en Cataluña.