Filipinas fue ayer el escenario donde actuó lo que el presidente estadounidense, George Bush, denomina una red global del terror. Dos potentes explosiones en la isla de Mindanao, donde un pequeño grupo de soldados estadounidenses entrena a sus homólogos filipinos en la lucha antiterrorista, dejaron tras de sí al menos veinte muertos, uno de ellos norteamericano, y 147 heridos.

La primera bomba hizo explosión poco después de las cinco de la tarde hora local (11 de la mañana en España) en la zona de llegadas de vuelos nacionales del aeropuerto internacional de Davao, ciudad situada 1.000 kilómetros al sur de Manila. El área estaba ocupada por un centenar de personas que esperaban el aterrizaje de un avión y quedó convertida en un infierno tras la potente detonación. Media hora más tarde, un segundo artefacto hizo explosión delante de la oficina de Sanidad de la localidad de Tagum, a 56 kilómetros al este de Davao, causando tres heridos y, según algunas fuentes, la veintena víctima mortal.

FUERTE ACTIVIDAD

El atentado es el más mortífero de los últimos años en esta zona del sur de Filipinas, donde actúan simultáneamente los separatistas del Frente Moro Islámico de Liberación y el grupo islamista radical, Abu Sayaf, que según Washington, es el brazo filipino de la organización terrorista Al Qaeda. Más de 1.700 soldados estadounidenses deben desembarcar este verano en Mindanao para lanzar una ofensiva contra Abu Sayaf.

Ningún grupo armado se atribuyó la autoría del atentado, que coincidió con la llegada a Filipinas de la reina Sofía de España. La policía informó de la detención de "varias personas" para ser interrogadas en relación con las explosiones.

La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, calificó el atentado de "acto cínico de terrorismo que no quedará impune". El presidente de EEUU, George W. Bush, también condenó las explosiones y su portavoz, Ari Fleischer, dijo que la preocupación inicial del Ejecutivo es asistir a los heridos, e indicó que trabajará "hombro a hombro" con las autoridades filipinas para que los responsables de este hecho sean llevados ante la justicia.

Fleischer afirmó que las explosiones de dos artefactos tienen todos los elementos de un atentado terrorista, y añadió que la Casa Blanca todavía no cuenta con indicios creíbles sobre quién o quiénes son los responsables.

El portavoz señaló que el Gobierno de EEUU está trabajando muy de cerca con el de Filipinas.