El avance de la Tercera División de Infantería hacia Bagdad ha dejado en el camino una larguísima estela de víctimas en ambos bandos. De acuerdo con un periodista de la agencia France Presse que viaja con los soldados de EEUU, ayer por la madrugada tuvo lugar una cruenta batalla por el control de un puente de cuatro vías sobre el río Eufrates que se saldó con unos 500 soldados iraquís muertos y una cifra indeterminada de bajas norteamericanas.

Para hacerse con el control del puente, ubicado a unos 30 kilómetros al sur de Bagdad, las tropas de EEUU tuvieron que vencer la feroz resistencia de unidades de la Guardia Republicana, probablemente soldados de las divisiones Medina y Nabucodonosor que han optado por replegarse para defender a sangre y fuego el perímetro de la capital. Cerca de 6.000 vehículos militares norteamericanos han cruzado desde entonces el puente camino de Bagdad.

En Kerbala, un helicóptero Black Hawk y un avión de combate F/A-18, ambos estadounidenses, se han estrellado, según confirmó el Alto Mando de la operación militar. Se desconoce la suerte de sus ocupantes, pero las mismas fuentes reconocieron que "podría haber víctimas".

Fuentes oficiales iraquís afirmaron que 83 personas murieron, incluidos algunos civiles, en la población de Furat, al sur del aeropuerto de Bagdad, víctimas de la artillería estadounidense.

Un periodista de la agencia Reuters confirmó la presencia de decenas de cadáveres en el lugar, la mayoría vestidos con uniforme militar. Bagdad también asegura que ocho civiles murieron cuando una bomba cayó en un mercado de Nahrauan, al sureste.

En su avance hacia Bagdad, los norteamericanos han hecho prisioneros a unos 80 soldados iraquís, con lo cual la cifra total asciende a 8.000, aseguran las fuerzas aliadas.

LA CAPITAL, RODEADA

La capital, entretanto, está siendo rodeada por soldados de la Guardia Republicana que se desplazan al sur, donde se concentra la ofensiva aliada. La Primera Fuerza Expedicionaria de los Marines avanza por el sureste, desde Kut, apoyada por aviones de combate, aunque su progresión no es todo lo rápida que se espera, puesto que la diezmada División Bagdad todavía opone resistencia.

Más al sur, en Najaf, los marines han podido entrar en la ciudad gracias a la intervención del ayatolá Ali al Sistani, que ha ordenado a la población no interferir. Sin embargo, numerosos civiles han desobedecido la orden y le han plantado cara a los soldados que intentaron rodear la mezquita de Alí, uno de los lugares sagrados de los musulmanes shiís donde se presume que se atrincheran los últimos fedayines que aún se niegan a entregarse.