No es algo que digas "mira qué bien, qué suerte", pero ya que está, deberíamos tener más compensaciones". Como la mayoría de los habitantes de la zona de El Cabril (el único almacén de residuos nucleares que existe en España) --al norte de la provincia de Córdoba y en el límite con Badajoz y Sevilla--, el alcalde de Hornachuelos, Julián López Vázquez, se ha resignado a convivir con este centro.

Como es de esperar, la valoración del mismo depende de la experiencia de cada uno --sus trabajadores lo defienden, mientras que los que no lograron un puesto, dicen, son sus mayores detractores--, pero en general los vecinos de esta particular industria creen que el beneficio de la misma es escaso y son muchos quienes no descartan sus efectos perjudiciales para la salud. Todo un ejemplo, salvando las distancias (el cordobés es un almacén de residuos de baja y media actividad, a diferencia del que pretende construirse ahora) para los municipios que, como Albalá, han presentado sus candidaturas para el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares.

De momento, lo que están intentando los alcaldes de los pueblos del ámbito de influencia de El Cabril (Hornachuelos y Fuente Obejuna en Córdoba y Alanís y Las Navas de la Concepción en Sevilla) es obtener más fondos en compensación por la cercanía del almacén. "Hemos solicitado una reunión con el Ministerio de Industria para que se revise la orden que define los fondos", explica Isabel Cabezas, alcaldesa de Fuente Obejuna.

Como sus compañeros, Cabezas contempla atónita las cifras que se manejan para el pueblo que acoja el nuevo ATC (unos seis millones frente a los 1,9 que los cuatro pueblos se repartieron el año pasado). Saben que no es lo mismo, pero se quejan de que ahora se da la oportunidad de presentarse candidato, mientras que la localización de El Cabril les fue impuesta.

¿Lo aceptarían ahora?

¿Qué pasaría si les dieran a elegir? "No sé, habría que pensarlo", asegura el alcalde de Hornachuelos. "Creo que la gente no lo querría, a no ser que les ofrecieran un claro beneficio, como un puesto de trabajo por familia", aventura Joaquina Alonso, teniente de alcalde de Fuente Obejuna. De hecho, es cierto que la percepción sobre el almacén cambia en función de si se trabaja allí o no.

Es lo que le ocurre, por ejemplo, a José Antonio Durán, de Hornachuelos, que acaba de ser contratado por la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) tras trabajar durante años para empresas colaboradoras. Con 29 años, afirma que este almacén es una de sus pocas alternativas para ganarse la vida en su pueblo. En total, según la empresa, el almacén genera 313 puestos de trabajo directos (117 en plantilla y 196 contratados) y la mayor parte de la plantilla es de la zona.

No logró hacerse con uno de esos puestos --aunque lo intentó-- Emilio Gómez, soldador de Azuaga precisamente en paro ahora, que asegura que aunque la polémica sobre El Cabril en su entorno prácticamente ha desaparecido, aún son muchos quienes están en contra --si bien él no se muestra ni como partidario ni como opositor-- y son mayoría los que piensan que el beneficio que aporta es escaso. Ello a pesar de las inversiones efectuadas en la zona que, aparte de los fondos transferidos directamente a los ayuntamientos, Enresa sitúa por encima de los 100 millones.

Pero eso no termina de convencer a vecinos como Antonio Cortés, dueño de un taller situado junto a la carretera por la que pasan los camiones que llevan los residuos (248 en el 2009), que reconoce que la seguridad ha mejorado mucho

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