No hay un cambio de tendencia como tal pero sí que se está ampliando el rango del ocio, desde hace unos años, en varios sentidos. El primero, el jueves salen los universitarios (por la noche) y el fin de semana la gente que vive en Cáceres. Y en el sábado y el domingo van en ascenso los desayunos en familia, «más reposados», según indica Eduardo Álvarez, del El Gran Café.

Junto a eso, en otras zonas como la calle Pizarro o la Madrila Alta muchos pubs abren a las 16.30 horas los fines de semana y atraen por la tarde a un público amplio, aunque en todos los casos de un rango de edad por encima de 30 años. «Siempre hemos tenido una amplia clientela durante el día, pero es cierto que en la calle se está abogando por iniciativas, como barbacoas, para atraer a la gente en eventos puntuales como sucedió en Halloween», cuenta Roberto Parodi, de Mastropiero, en la calle Pizarro. Hay más gente de día, pero sigue habiendo gente de noche, de otra edad, según explica. En esta calle llevan varios años buscando ese ocio vespertino con el que mejorar la convivencia entre hoteleros y vecinos (no hay que olvidar que el juzgado condenó el año pasado a varios hosteleros y dirigentes políticos por no atajar el ruido nocturno por el ocio).

En otra zona del centro, la peatonalización de la calle San Pedro de Alcántara hizo proliferar allí las terrazas y ha conllevado después que zonas aledañas hayan reclamado igualmente la peatonalización y ya se está trabajando en Obispo Segura Sáez y Ciriaco Benavente, a petición de los hosteleros de estas zonas.

En cuanto al botellón, desde que se trasladó al ferial en 2003 se ha ido apagando poco a poco. Aún así, hubo un repunte en parques entre los más jóevenes que motivó dos campañas de la policía local en 2017 y 2018. r. c.