8 de marzo, día internacional de la mujer. El día de más de la mitad de la población que tiene Extremadura y el día de seguir reivindicando contra la discriminación. Aunque se están consiguiendo avances en los últimos años, sigue habiendo brechas que cerrar, techos que romper y caminos que andar. Lo muestran las estadísticas. A continuación, las cifras de la desigualdad.

La población femenina en Extremadura representa el 50,4% del total de la comunidad. Ellas son, en número absolutos, 539.210, según el padrón del 2019. El grueso, más de 340.000, vive en la provincia de Badajoz y unas 198.000 en la de Cáceres. Y pese a que son protagonistas absolutas del mundo rural, la mitad de las extremeñas reside en las principales ciudades. A nivel demográfico, hay un indicador básico que marca la diferencia entre hombres y mujeres: la longevidad. La población femenina tiene una esperanza de vida de 85,3 años, cinco más que el colectivo masculino (79,7 años) y son mayoría en la tercera edad: el número de mujeres que supera los 80 años casi duplica al de hombres en la región.

Pero más allá de esas diferencias biológicas o sociológicas, hay otras estadísticas que muestran la desigualdad y la discriminación, la verdadera lucha del feminismo. Pese a los avances laborales, ellas siguen ocupando menos puestos directivos, tienen salarios más bajos, contratos más precarios y llevan, en muchos casos, la carga física y mental del hogar y la familia.

MERCADO LABORAL

La tasa de paro femenina en Extremadura es muy superior a la de los hombres: del 28% frente al 19%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA). La diferencia es mayor si se tiene en cuenta la tasa de actividad, hasta quince puntos porcentuales separan a mujeres y hombres: del 35% al 50%.

La brecha de género continúa en los sueldos. Las extremeñas cobran de media un 20% menos que los extremeños, lo que se traduce en una diferencia de 2.666 euros, según los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). Aunque la diferencia se ha ido reduciendo en los últimos años, la equidad no se alcanzará hasta dentro de 33 años. Y una de las principales razones de esa brecha está en el trabajo a tiempo parcial: tres de cada cuatro contratos de este tipo en Extremadura en 2019 fueron ocupados por mujeres. Según la EPA, de los 57.800 extremeños con jornada parcial, 42.600 son mujeres, triplicando a los varones en esta situación (unos 15.200).

HOGAR

No es el único factor detrás de la brecha salarial y laboral en una sociedad que históricamente ha entendido la gestión del hogar como una tarea femenina. Según la última Encuesta de Empleo del Tiempo, en 2015 los hombres dedicaban más tiempo al empleo principal (39,7 horas) que las mujeres (33,9) y la mayor diferencia se da en el trabajo no remunerado (cuidados, limpieza...): la población femenina dedica 26,5 horas semanales frente a 14 de los hombres.

Además, ellas siguen siendo mayoría dentro del sector que no trabaja para ocuparse de las tareas domésticas. El 91,6% de la población extremeña inactiva por esta razón son mujeres y solo el 8,4% hombres. Son 84.500 mujeres frente a 7.600 hombres, según la última EPA. El dato positivo es que hace una década la cifra de inactivas por esta razón era mucho mayor en Extremadura: 141.900 mujeres.

Y una vez dentro del mercado de trabajo son ellas también las que sacrifican su carrera laboral. Según el Instituto para la Igualdad de Oportunidades, el 92% de las excedencias que se piden en la comunidad para el cuidado de un hijo son solicitadas por mujeres y apenas el 8% por hombres (40 de las 455 registradas en el 2017).

Hay más brechas laborales. La sociedad sigue considerando que hay profesiones solo de mujeres o de hombres. De acuerdo a la última EPA, las extremeñas representan el 41,8% de los ocupados pero su participación cae hasta el 6,2% en la construcción, donde se contabilizan solo 1.500 trabajadoras. Ellas también son minoría en la agricultura, donde representan el 15,2% del sector, o la industria, el 23,1%. Solo en los servicios superan a los varones, con un 52% del total. Ahí se incluye que el 86% de las empleadas del hogar tiene nombre de mujer. Tampoco hay equidad en los puestos de responsabilidad o toma de decisiones. Un ejemplo: en 95 de los 388 municipios extremeños hay alcaldesas.

Pero si hay un ámbito en el que la mujer ha pisado el acelerador es el educativo. En la Universidad de Extremadura hace años que estudian más mujeres que hombres, 11.198 (el 56,1%) frente a 8.732 (43,8%). Aún así, hay carreras que siguen copadas principalmente por alumnos, principalmente técnicas e ingenierías. Según los datos de la UEx, este curso en la Escuela de Ingenierías Industriales hay 538 hombres matriculados frente a 120 mujeres y en la Politécnica son 837 alumnos frente a 192 alumnas. En el lado opuesto, ellas destacan en las facultades de Educación (son más del 70% del total), en la Facultad de Medicina (son el 70%) o en Enfermería y Terapia Ocupacional (78,1%).

La peor cara de la desigualdad la muestra la violencia. 55 mujeres fueron asesinadas en España el año pasado por sus parejas o exparejas. En Extremadura, entre enero y septiembre de 2019, se registraron 1.895 denuncias por violencia de género y se dictaron 663 órdenes de protección. Pero las agresiones no solo se circunscriben a las relaciones sentimentales. En 2018 se iniciaron en la región 285 procesos judiciales por delitos contra la libertad sexual, entre ellos, 69 por violación, 126 por abuso y 14 por pornografía, según la Fiscalía. El 96% de los investigados o detenidos por estos delitos en el país son hombres.