Proteínas, genes... Son parte del negocio de la biotecnología. Se trata de una disciplina que cumple sus primeros treinta años con enormes implicaciones para la medicina, la agricultura, el sector farmacéutico y el agroalimentario.

Existen más de 4.000 compañías biotecnológicas en todo el mundo. Pero domina EEUU, donde las inversiones en investigación y desarrollo (I+D) en este campo se acercan a los 14.000 millones de euros y se llega a los 200.000 empleos. Ni España, ni ahora Extremadura, quieren perder un tren que ya va a alta velocidad. A penas un centenar de compañías españolas se dedican plenamente a la biotecnología, aunque suman más de 300 si se incluyen las que tienen parte de su negocio dedicado a esta actividad, según la Fundación Genoma.

La tendencia es ascendente y el capital ya fluye, aunque con timidez. En España, el capital riesgo privado sólo ha invertido hasta la fecha un 0,18% del total de sus recursos en biotecnología, según la firma inversora Crossroadbiotech. Con todo, han surgido compañías que financian proyectos salidos de las universidades y también se están sumando al negocio filiales de farmacéuticas.

Los proyectos creados en España mediante alianzas entre firmas farmacéuticas y biotecnológicas están dedicados al diagnóstico precoz de cáncer, el desarrollo de fármacos a partir de tecnologías de diseño de moléculas o el diseño de plataformas nanotecnológicas para liberar fármacos.

Con estas iniciativas, el sector trata de ganar dimensión y competitividad internacional. La industria biotecnológica mira hacia Quebec, una provincia canadiense que tiene más de un centenar de firmas biotecnológicas, con más de 18.000 empleos, de las que unas 20 cotizan en bolsa, tras un plan de apoyo del Gobierno. Flandes (Bélgica) es otro espejo en el que mirarse, con un gobierno con políticas sectoriales que está consiguiendo buenos resultados.

Pero se trata de un sector cuyas empresas presentan "una gran mortalidad en los tres primeros años de vida", según explica Carlos Buesa, presidente de Catalonia Bio. A partir de ahí, o se alían o dan un gran salto comercial. Todo ello requiere capital y paciencia.

Precisamente, el sector reclama un mercado bursátil secundario que permita una vía rápida de financiación. La nueva patronal también quiere consolidar una red de business angels . Son inversores particulares básicos para dar un impulso en los estadios iniciales de estas compañías con el fin de que alcancen "cierta madurez y tres o cuatro años de vida para que se empiece a vislumbrar negocio para el capital riesgo", dice Enrique Castellón, de Crossroadbiotech. "La universidad ya ha hecho un esfuerzo, ahora hace falta mecenazgo", explica Antonio Parente, cofundador de Biokit.

La biotecnología requiere capital para actividades que dan frutos a medio o largo plazo. En EEUU, durante los nueve primeros meses del 2005, los fondos de capital riesgo destinaron más de 3.500 millones de euros al sector, según Crossroadbiotech. En Europa, el dinero público y privado es cinco veces menor.

Es un sector en el que "no se juega una liga nacional, sino una Champions a diario. El competidor no es sólo el Villareal, sino el Chelsea", asegura Fran§ois Arcand, consejero delegado de Erabiotech. "En mi trabajo producimos proteínas. Tengo 25 competidores y unos 2.000 clientes en todo el mundo. Eso es la biotecnología".