Cuando han pasado 25 días desde el inicio de la crisis del Prestige , el Ejército español parece haber encontrado el momento de entrar de lleno en las labores de limpieza de fuel. La fuerza civil cifrada en más de 10.000 voluntarios, tras una lección de solidaridad y entrega, retorna a sus quehaceres tras el largo fin de semana de la Constitución y será relevada por la fuerza militar, que empezará a retirar el chapapote de las playas gallegas.

Las cifras oficiales sitúan en 4.500 los militares que se incorporan a las tareas de limpieza en tierras gallegas, aprovechando las infraestructuras creadas para acoger a los voluntarios. Llegarán con cuantioso material para este tipo de limpieza.

DISTINTAS PROCEDENCIAS

Al igual que los civiles, los militares también son de procedencias muy distintas: del Mando de Ingenieros de Salamanca; de la División Mecanizada de Burgos, Madrid y Valladolid; del Mando de Artillería de Campaña de León; de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares (Madrid) y de la Brigada Legionaria de Viator (Almería). Cien soldados han sido desplazados a Cantabria, 120 a Asturias y otros 100 al País Vasco.

El millar de estudiantes de las seis universidades públicas madrileñas desplazados hasta Galicia este puente para limpiar las playas emprendieron ayer el camino de vuelta con una idea clara: la de volver.

Mientras, el desamparo se apoderaba de las gentes de los lugares más afectados. Los números no cuadran; los 10.000 voluntarios serán sustituidos por menos de la mitad de militares y, en consecuencia, temen que algunas zonas queden desprotegidas.