Cuatro horas y media diarias, casi seis días completos al mes, más de dos meses enteros al año, 15 largos años de nuestras vidas únicamente pendientes de la televisión. Cada extremeño destina una quinta parte de su existencia a la pequeña pantalla. En ninguna otra comunidad autónoma el consumo televisivo es tan elevado como en Extremadura.

Llegar a casa y sentarse a ver la televisión se ha convertido en el primer hábito de ocio de los extremeños, en concreto, y de los españoles, en general. Ni el fútbol ni los amigos ni la música, el cine o la lectura ocupan tanto tiempo en el quehacer diario de los habitantes de la comunidad autónoma y del país. En concreto, según los últimos datos recogidos en el Anuario de la Sociedad General de Autores (SGAE), el tiempo medio dedicado a ver la televisión durante el 2010 en Extremadura fue de 277 minutos por ciudadano y día --es decir, cuatro horas y media--. Son 33 minutos diarios más que la media española y más de una hora por encima del tiempo medio que destinan al aparato los cántabros, los menos enganchados a la programación televisiva.

Los expertos en análisis social atribuyen este elevado consumo de televisión en Extremadura principalmente a factores económicos. "El nivel de renta condiciona el consumo de ocio. Cuanto mayor es nuestra renta per cápita, menos horas pasamos viendo la televisión, porque dispones de recursos para poder pasar más tiempo fuera de casa y para disfrutar de otra oferta de ocio doméstico diferente", explica Domingo Barbolla, antropólogo y profesor de la Universidad de Extremadura (Uex). La clave reside en que es un producto de consumo muy barato. "Ver la televisión no tiene un coste directamente palpable y, en cualquier caso, su precio es muy bajo --apenas el consumo eléctrico-- en comparación con otras alternativas como internet, viajar o incluso salir con los amigos", agrega. Los datos aportados por la SGAE parecen respaldar esta tesis. Así cuanto más alta es la clase social en la que se pueden encuadrar a los hogares, más bajo es el consumo televisivo; y al contrario, los ciudadanos con un nivel de renta más bajo son grandes seguidores de este medio de comunicación y entretenimiento (ver el gráfico de la página siguiente).

El sociólogo Mariano Urraco apunta otra posible explicación de carácter económico: "Los parados ven más televisión que los ocupados y Extremadura es una comunidad muy castigada por el paro". De hecho, el 24% de las personas residentes en la región y que están en edad de trabajar se encuentran actualmente sin empleo. Unicamente Andalucía, Murcia, Canarias y la Comunidad Valenciana superan esa tasa de desempleo.

LA EDAD Y LA SOLEDAD

No son las únicas causas. De hecho, los expertos hablan de un cúmulo de factores que influyen y confluyen para dar lugar a esta situación. Así hacen referencia a otras circunstancias de carácter sociodemográfico. Domingo Barbolla alude al perfil rural de la comunidad autónoma: "También las zonas rurales tienen una vinculación más fuerte con el consumo de televisión y no solo por el factor renta. Existen determinados grupos de población, con mucho peso en el ámbito rural, como son las amas de casa y las personas mayores, que tienden a ser grandes consumidores de la pequeña pantalla". Coincide con él Mariano Urraco, que imparte la asignatura de Sociología del Consumo en la universidad extremeña. En su opinión, hay distintos condicionantes: "Extremadura es una comunidad autónoma con un importante volumen de personas mayores, muchas de las cuáles viven solas, que es otra variable a tener en cuenta".

El anuario de la SGAE avala, con sus cifras, estas explicaciones. Así, los mayores de 65 años son los que pasan más tiempo frente a la pantalla (una media de 323 minutos al día), con mucha diferencia respecto al resto de la población (los ciudadanos de entre 45 y 64 años lo hacen 281 minutos diarios y los menores de 25 no superan los 160 minutos al día). E igualmente son los hogares con menos miembros (una o dos personas) los que registran un mayor número de horas con la televisión encendida.

Otro de los aspectos que revela el estudio de la Sociedad General de Autores es que la televisión gana cada vez más espacio en el día a día de los ciudadanos. Si los extremeños consumían 238 minutos de tele en el 2006, esa cifra se ha elevado hasta los 277 minutos en el 2010. Desde el ámbito de la antropología, Domingo Barbolla lo analiza en clave económica: "Con la crisis, al haber más parados y menos ingresos, la gente dispone de menos recursos económicos y se refugia más en el consumo doméstico, que es el más barato". Mariano Urraco, por su parte, apunta a la tendencia al alza las claves sociodemográficas apuntadas anteriormente: el envejecimiento y el desempleo; es decir, hay más personas mayores y hay más parados. Pero también se refiere al posible descenso de la oferta de ocio --consecuencia de los recortes en las administraciones públicas y el cierre de empresas, como por ejemplo las salas de cine--. E incluso indica que detrás de esta evolución pueden estar factores de mercado: "la propia evolución de la televisión hacia una satisfacción mayor de los gustos de los consumidores".