El Papa se muere. El mundo católico esperaba anoche con angustia el final del pontificado de Juan Pablo II. Su estado era irreversible, después de sufrir un ataque septicémico (infección generalizada) que dañó irremediablemente sus órganos vitales. "No hay ninguna esperanza", sentenciaron los médicos. "Esta noche, el Señor abrirá las puertas al Papa", vaticinó el vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano, Angelo Comastri. "Ya ve y toca a Dios", dijo Camilo Ruini, cardenal vicario de Roma.

La septicemia que sufrió Karol Wojtyla la madrugada de ayer le provocó un colapso cardiocirculatorio, del que según sus médicos personales no se recuperará, aunque en ningún momento perdió el conocimiento. "Está lúcido, plenamente consciente y extraordinariamente sereno", dijo a media tarde el portavoz Joaquín Navarro Valls. Según el último parte médico que leyó Navarro, "prosigue una situación de gravedad notable, los parámetros biológicos están alterados y la presión arterial es inestable".

SIN ESPERANZA El cardenal mexicano Javier Lozano Barragán dijo que Juan Pablo II estaba agonizando, "a punto de morir". "He hablado con los médicos y me han dicho que no hay esperanza", añadió. El ministro de sanidad del Vaticano agregó que Juan Pablo II estuvo consciente y "rezó con los que estaban junto a la cabecera de su cama".

La gran tensión tras un parte médico sobre la salud del Papa, que hablaba de una insuficiencia cardiovascular y renal, desató diversos rumores sobre la muerte de Juan Pablo II. Fuentes del Vaticano desmintieron que el Pontífice presentara un encefalograma plano, como aseguró un medio italiano, y explicaron que en la habitación del Papa no hay ningún aparato que permita constatar la actividad cerebral.

Desde primeras horas de la mañana, un río humano que alcanzó las 60.000 personas, formado por fieles, curiosos, turistas, curas y monjas, se dirigió como por instinto hacia la Plaza de San Pedro. Paralelamente, fuentes del Vaticano filtraban noticias sobre lo que se podría calificar de últimas voluntades del Papa: unos inesperados 11 nombramientos de obispos y diplomáticos vaticanos, y el saludo, probablemente definitivo, a las máximas jerarquías del Gobierno central de la Iglesia, que desfilaron por la habitación del Pontífice.

Según Navarro Valls, la decisión de morir en el Vaticano habría sido tomada por el mismo Wojtyla, que el jueves preguntó a los médicos si era "absolutamente imprescindible" un nuevo ingreso en el policlínico Gemelli de Roma. Después de obtener una respuesta negativa, pidió que se celebrara la misa en la misma habitación. El portavoz explicó que, ayer, "al recordar el Papa que era viernes, día en que solía seguir un Vía Crucis, pidió que le leyeran las 14 estaciones del rito católico". "Ha seguido con atención la lectura de los textos y he visto que en cada estación se persignaba", añadió.

CONSCIENTE Según el portavoz, dio muestras de seguir conscientemente todo cuanto acontecía. Por su parte, los médicos que se ocupan de él, que hasta el jueves habían observado un silencio absoluto, ayer se soltaron. Comentaron los partes, expli-

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