Santa María de Nava es una pequeña población de apenas 200 habitantes, perteneciente al término municipal de Montemolín. No hay farmacia, sino un botiquín que abre una hora; el médico está disponible dos horas a la semana; no hay cobertura en el móvil; sus vecinos sólo pueden ver por televisión TVE, Canal Sur --por su cercanía con Andalucía-- y Canal Extremadura; sólo hay nueve niños y la continuidad del colegio no es segura, afirman los lugareños y ahora... la mitad del pueblo se ve afectado por un brote de lengua azul que ha matado ya a 500 ovejas.

"Esto es la ruina para el pueblo y para la comarca", comenta con resignación Carmelo Domínguez, uno de los ganaderos cuyo ganado está afectado por la enfermedad. Mientras atiende a este periódico relata como minutos antes otro colega suyo le paraba mientras viajaba en su coche de una explotación a otra --es el veterinario que se encarga de certificar las muertes de los animales-- con las manos en la cabeza diciéndole: "¡Que se me mueren todas y me voy al carajo!".

Carmelo, conocedor del asunto por su profesión, y como afectado, se resigna. "Qué hago, si no hay solución".

Mientras muestra algunas zonas afectadas comenta como hasta ayer había bastantes cadáveres repartidos por las explotaciones, justo antes de que hasta cuatro camiones de la Junta retirasen la mayoría de ellos.

La situación no va a mejorar en los próximos días, afirma, porque "la mayoría de estos animales que vemos ahora acabarán muriéndose, unos por la enfermedad y otros, los más pequeños, por hambre, ya que las madres no tienen leche", se lamenta.

Por todo ello, considera que la mitad de los pocos habitantes de su pueblo están afectados y no tienen que puedan permanecer en la zona, porque "no tengo constancia de un caso tan grave aquí".