Extremadura va a cerrar el año con un déficit de lluvias del 56%, en lo que se considera el periodo de sequía más intenso del que se tiene noticias, según el Ministerio de Medio Ambiente. Así, desde el 1 de enero hasta el 25 de diciembre, las lluvias caídas han sumado 449 litros por metro cuadrado, muy lejos de los 1.026 litros por metro cuadrado que se consideran normales, atendiendo a la secuencia de precipitaciones acumuladas anualmente desde 1930.

La situación ha sido bastante peor en la provincia de Badajoz que en la de Cáceres. Durante los últimos doce meses han caído en la provincia pacense menos de 200 litros por metro cuadrado, es decir, en torno al 37% de lo que se considera normal. Mientras, en Cáceres las precipitaciones del año dejaron 255 litros por metro cuadrado, la mitad de lo normal.

Y esto ocurre pese a que el otoño, especialmente octubre, no ha sido excesivamente malo en cuanto a lluvias. Así, tras un septiembre donde llovió un 8% de lo habitual, en octubre la tendencia se invirtió, y las lluvias caídas casi duplicaron lo normal. De hecho, las precipitaciones de ese mes suponen la mitad del total de lluvias del año.

Sin embargo, ni así se ha podido remontar un déficit provocado por situaciones como que en 29 semanas a lo largo del año no cayó ni una sola gota de lluvia en la provincia de Cáceres. En Badajoz fue peor: no se recogieron precipitaciones 32 semanas.

La situación fue especialmente grave en los dos primeros meses del 2005. De este modo, en enero no llovió nada en Extremadura, cuando lo normal es que caigan en torno a 140 litros por metro cuadrado. Mientras, febrero apenas recogió en la región siete litros, frente a los cien de media histórica. El déficit se mantuvo, aunque no en tales extremos, durante los meses siguientes, pero volvió a extremarse en septiembre: sobre un registro normal de 60 litros, apenas se recogieron cinco litros.

Este panorama de falta de lluvias ha tenido su lógica repercusión en las reservas de agua. Según el Boletín Hidrológico, a 27 de diciembre los embalses extremeños acumulan 7.910 hectómetros cúbicos, lo que supone que están al 55,6% de su capacidad, ocho puntos menos que hace un año. En los últimos doce meses el nivel del agua ha caído en más de 1.100 hectómetros cúbicos en la región.

El desequilibrio en el déficit de lluvias entre las dos provincias (en Cáceres fue del 50% y en Badajoz del 62,5%) ha provocado un cambio en la situación de las cuencas. Así, hace justo un año los embalses del Tajo acumulaban 3.202 hectómetros cúbicos, con lo que sus reservas no llegaban al 50% de la capacidad. En este momento la situación ha mejorado, aunque muy levemente. Las reservas de agua han crecido tres puntos y hay en los embalses 200 hectómetros cúbicos más que a finales del 2004.

En la cuenca del Guadiana se ha producido la situación inversa. Si en diciembre del 2004 los embalses de esta cuenca acumulaban 5.834 hectómetros cúbicos, rondando el 75% de su capacidad, ahora el nivel ha caído 17 puntos, y el agua embalsada no llega a los 4.500 hectómetros.