El parón de la hostelería durante el confinamiento del segundo trimestre por la pandemia del covid-19 dejó muy tocado a sectores ganaderos como el vacuno, el ovino o el ibérico, que tienen en la restauración y los eventos el grueso de su consumo. El campo no cerró, pero con las persianas bajadas no había clientes que demandaran sus productos y solo las exportaciones y el leve incremento del consumo en los hogares permitió en algunos casos superar el momento, a la espera de ver si mejoraba la situación en el resto del año. La Semana Santa se había perdido y parte de la temporada de eventos también, pero aún cabía la posibilidad de recuperar parte de lo perdido en otra de las campañas de referencia, la de Navidad. Llegados a ese punto, las circunstancias no les invitan a ser optimistas y en algunos casos casi dan ya por perdido este año.

«La situación no es muy halagüeña para la campaña de Navidad», afirma Ángel Pacheco, presidente de Cooperativas Agroalimentarias y portavoz del sector del vacuno, uno de los más perjudicados porque además ha tenido que salvar el bache sin ayudas. Por eso tratan de anticiparse ahora con una campaña para fomentar el consumo y cruzan los dedos «para que el canal horeca no se cierre de forma definitiva». «Que aunque no haya grandes celebraciones haya consumo en otras más pequeñas en familia», dice Pacheco.

Más exportaciones

Extremadura representa el 13,4% del censo nacional de ganado vacuno y ocupa la cuarta posición en cuanto al número de explotaciones ganaderas, principalmente destinadas a carne. El sector arrastraba problemas de consumo el año pasado que se agudizaron con el cierre de la hostelería, hasta registrar una caída del 70% en lo que va de 2020, una cifra sin precedentes que no ha sido mayor por el incremento de las exportaciones, que ha permitido dar alguna salida a la producción. También ha crecido el consumo en el hogar, aunque su impacto es mínimo en este caso. «En la interprofesional se ha trabajado bien y hemos conseguido protocolos de actuación en Japón y Filipinas y o mercados en norte de África o Italia», señala. El 2020 lo da «casi por perdido», pero confía en que el sector remonte el próximo año amparado en «su trayectoria y una seguridad alimentaria excepcional», subraya.

Desde la organización agraria UPA-UCE apelan a la cautela por temor a una caída más aguda de los precios en la ganadería, pero reconocen que la bajón en el sector horeca es un he cho y apuntan que se precisan «más medidas de las que se han venido adoptando hasta ahora». «Especialmente en el del vacuno, que no ha tenido ninguna», reclama Ignacio Huertas, secretario general de UPA. (Las ayudas arbitradas por el Gobierno central y las comunidades autónomas para los sectores ganaderos más afectados por el confinamiento, obviaron al vacuno)

En el caso del ibérico la situación preocupa igualmente y más aún con una montanera a la vista que se presenta rodeada de incertidumbre. «Están bajando los precios, no hay mucha demanda y sí una amplia oferta, con lo que el precio puede seguir bajando», según apunta Eduardo Corchero, presidente de la sectorial del Porcino Ibérico de Cooperativas Agroalimentarias.

Asume que la campaña navideña (no incluye únicamente los días festivos sino también todos los eventos asociados a estas fechas que arrancan ya en noviembre) no será buena, pero valora el incremento que se está produciendo en el consumo en hogares «porque marca un cambio de tendencia «que viene para quedarse», señala. Pero en todo caso advierte de que el consumo en casa «no va a cubrir la caída en la hostelería o en las cestas navidad, que este año también bajarán porque las empresas no están en situación de mantener ese tipo de gastos». Calcula que en lo que va de año la caída en el sector ronda el 50% y el impacto es más acusado porque venían de años en los que se había tocado techo, con producciones que casi copaban el mercado.

«Las pasadas Navidades ya se notaba una saturación del sector y eso también ha influido. La pandemia ha acelerado un proceso de autorregulación que era necesaria en el caso del ibérico y que ahora ya es irremediable», ahonda Corchero.

La secretaria técnica de la Asociación Española de Criadores de Cerdo Ibérico (Aeceriber), Elena Diéguez, también coincide en que las Navidades van a ser complicadas para el ibérico y reclama «ayudas específicas» para dar soporte a un sector ganadero esencial como garante del ecosistema de la dehesa. «Las ayudas directas que se habilitaron no han tenido el impacto esperado», afirma. Según explica, apenas han llegado al 15% de las explotaciones, lo que supone que de los 10 millones destinados no se van a usar finalmente 8,5. Plantea destinar esos fondos a nuevas ayudas específicas tanto para los productores («para que puedan recibir por su producto un precio razonable»), como para la industria elaboradora («para que puedan disponer de tesorería para comprar a un precio mejor»).

Elena Diéguez, también coincide en que las Navidades van a ser complicadas para el ibérico y reclama «ayudas específicas»

Del restaurante al hogar

En el caso del ovino, antes del confinamiento los restaurantes absorbían el 70% de la producción del sello extremeño Corderex. Desde entonces, una parte se ha trasladado al consumo en el hogar y en buena parte lo ha hecho a través de compras por internet que la interprofesional del ovino (Interovic) calcula que se han incrementado entre un 50% y un 85% . «Es cierto que el ovino ha estado proactivo y hemos calmado los vientos hasta ahora», recuerda Raúl Muñiz, director técnico de Corderex. Pero aun así se dejaron ya parte de los beneficios con el confinamiento a las puertas de Semana Santa, cuando el consumo de cordero se dispara. «El mercado interno se desplomó, pero las el Ramadán y las exportaciones a los países árabes permitieron salvar la campaña, aunque fuera con pérdidas», recuerda.

Ahora están «expectantes» con la campaña de Navidad porque la evolución es mala. Perderla supone «un varapalo importante», dice Muñiz: las cenas de empresa y las fiestas navideñas suponen el 30% del consumo anual. Perderla sería el colofón a un año penoso para el sector. Por eso, como mal menor, se encomiendan a que resista el consumo en el hogar y en familia (ha subido entre un 5% y un 10%) y que las exportaciones contribuyan de nuevo a dar algo de aire al ovino.

«Estamos en el mismo punto que en abril. El consumo nacional se ha caído por completo y toda de nuevo estar pendientes de las exportaciones a los países árabes, que serán de nuevo los que puedan salvar la situación», señala María Pía Sánchez, ganadera de ovino.