Hace exactamente 75 años, en enero de 1928, la Santa Sede anunció que la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y América, sería coronada canónicamente. El gran acontecimiento se celebró el 12 de octubre de aquel mismo año en presencia de Su Majestad el Rey Alfonso XIII. La Puebla de Guadalupe, símbolo religioso y referente cultural de la comunidad autónoma, se prepara precisamente este año para recordar esa efemérides sin haberse logrado todavía la desvinculación del real monasterio de la diócesis de Toledo y su integración definitiva en la diócesis extremeña.

Aunque desde el año 1999 la Santa Sede tiene en su poder los informes y documentos necesarios que le permitirán adoptar una decisión en torno a este asunto, lo cierto es que la incorporación de Guadalupe en la provincia eclesiástica de Extremadura todavía no se ha producido.

Históricamente, los extremeños han reclamado para sí este importante centro religioso. Si bien las dos partes implicadas, Toledo y Extremadura, siempre han mostrado una buena disposición, lo cierto es que la burocracia eclesiástica no ha resuelto aún lo que en la región se ha convertido ya en más que un clamor.

El posicionamiento de la Iglesia extremeña en este sentido no dista mucho de lo que manifestó en septiembre de 1994 Antonio Montero, siendo arzobispo preconizado y a pocos días de su toma de posesión. En aquel momento, monseñor declaró como probable que el monasterio pasaría a formar parte de la región.

LA JUBILACION DE ALVAREZ

Pese a que fuentes eclesiásticas indicaron a EL PERIODICO EXTREMADURA que las negociaciones avanzan, lo cierto es que la jubilación de Francisco Alvarez Martínez como arzobispo de Toledo y la llegada de Antonio Cañizares como nuevo cardenal primado de España han retrasado el sí definitivo del Vaticano.

Fuentes del arzobispado de Toledo recordaron que Cañizares se había incorporado a su nueva misión el pasado 15 de diciembre. No obstante, aclararon que la integración del monasterio de Guadalupe en Extremadura "es una cuestión que depende exclusivamente de la Santa Sede".

Por su parte, el guardián del monasterio, fray Guillermo Cerrato, fue cauto al afirmar que se trata de una cuestión de autoridad eclesiástica, que sólo compete a la Conferencia Episcopal y que forma parte del entendimiento entre las diócesis.

Eso sí, compartió la idea de pedir a la Iglesia actitud de generosidad hacia los extremeños y destacó la necesidad de llevar "con sosiego una reivindicación que tiene sentido". Subrayó que "los hijos de Francisco de Asís somos fundamentalmente hijos de obediencia y con vocación de servicio de Iglesia universal".

El monasterio de Guadalupe --datado por algunos autores en la segunda mitad del siglo XIII, pero otros lo retrasan hasta la primera mitad del siglo XIV, época en que aparecen los primeros testimonios en torno a su existencia-- está formado por una comunidad de 100 personas, de ellas 10 son religiosos franciscanos y el resto, seglares.