La mujer que protagonizó el mayor ejemplo de propaganda bélica durante la guerra de Irak retornó ayer en olor de multitudes a su pueblo natal, la aldea de Palestina, en las montañas de Virginia Occidental. "Estoy orgullosa de ser soldado", dijo Jessica Lynch, luciendo las tres medallas con las que ha sido condecorada, al ser recibida como una heroína. Todo ello, a pesar de que tanto el relato de su feroz resistencia a ser capturada por los iraquís, como su posterior y cinematográfico rescate resultaron ser exageraciones plagadas de detalles falsos, reconocidos por los propios militares de EEUU.

PRIMERAS DECLARACIONES

Con semblante tranquilo, Jessica hizo sus primeras manifestaciones públicas al regresar a su pueblo, nada mas salir del hospital militar Walter Reade en Washington. "Es estupendo estar en casa", dijo, agradeciendo los numerosos mensajes de apoyo y hasta el esfuerzo de los iraquís que la ayudaron, sobre todo el que posibilitó su rescate al revelar donde estaba.

A sus paisanos les importó poco que su heroica resistencia fuera tan inventada como las heridas de bala y cuchillo que se dijo había sufrido. Ayer no sólo acudieron luciendo camisetas con mensajes de bienvenida, sino que organizaron un desfile con fanfarrias y bailarinas por un recorrido plagado de banderas y cintas amarillas, a los acordes de la canción compuesta en honor de esta reina de 20 años. Según John McArthur, editor del semanario Harper´s , "en este país ya no importa si algo es verdadero o falso, porque la población ha sido condicionada para aceptar cualquier cosa, historias sentimentales, mentiras o amenazas de bombas atómicas".

En este caso se trató de mentiras, como demostró después una investigación del Ejército. Jessica, miembro de la Compañía 507 de Mantenimiento del Ejército, cayó en una emboscada iraquí cerca de Nasiriya, y fue hecha prisionera. Una semana después, el 1 de abril, se hizo público su espectacular rescate por fuerzas especiales de EEUU.

COMO UNA LEONA

Fue entonces cuando fuentes militares explicaron que se había defendido como una leona, disparando hasta su último cartucho contra sus atacantes y sufriendo heridas de bala y cuchillo antes de ser capturada. Sin embargo, Jessi sufrió sólo fracturas de huesos debido al choque de su vehículo acorazado con otro del convoy y no disparó ni un tiro porque su fusil se atascó.