La mejor definición de ella quizá la hizo su tío paterno, el expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo, en enero del 2004, al saber que había sido fichada por el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero. "Es una progre, pero no en sentido peyorativo. Tiene mucho talante político y, sobre todo, mucho talante intelectual". Nacida en 1951, casada y madre de dos hijos, prefiere recordar primero que es sobrina de Blas Cabrera, uno de los pioneros en España de la Física moderna de principios de siglo y exiliado de la Guerra Civil, cuya obra dejó huella en el mundo científico.

Vinculada a la universidad desde los 70, Mercedes Cabrera ha dedicado toda su vida a la docencia y la investigación, especialmente a la Historia de España en la primera mitad del siglo XX. En 1996 obtuvo la cátedra de Historia del Pensamiento de la Universidad Complutense de Madrid. De su abultado currículo destaca el compromiso liberal heredado del ambiente progresista de la Institución Libre de Enseñanza, donde se educó, y que siguió al frente de la Asociación de Amigos de la Residencia de Estudiantes. Un ideario que fascina a Zapatero y que determinó su elección como numero dos en las listas del PSOE por Madrid en las pasadas elecciones.

El apego de Cabrera a la universidad y su defensa de la enseñanza pública apuntaban que, tras la victoria socialista, la llevarían a ocupar la cartera de Educación. El nombramiento de María Jesús San Segundo se atribuyó a que Mercedes padecía una enfermedad grave, que nunca trascendió ni pasó del rumor o a que Zapatero decidió reservarla para la batalla de la reforma educativa en la larga legislatura que se iniciaba.

Discreta, inteligente, culta y directa, según quienes la conocen, la sucesora de San Segundo ha dado muestras de elevada talla parlamentaria al frente de la comisión de Educación durante el largo debate de la LOE. Hasta sus adversarios políticos reconocen su paciencia en la distribución del tiempo, la noche del 15 de diciembre, en que el PP se empeñó en votar una a una las 1.000 enmiendas a la ley en una maniobra obstruccionista para posponer el debate a febrero. "No entiendo por qué no se aclaran y los grupos más pequeños sí", reprochó a los conservadores. "Ellos mismos se han liado, han puesto en marcha la maquina de votar no y han rechazado hasta enmiendas suyas", dijo al acabar la sesión. Ahora, la nueva ministra tiene el duro reto de desarrollar la LOE y de sacar adelante la reforma de la ley de universidades (LOU).

El entendimiento con las comunidades autónomas parece fuera de toda duda para esta intelectual admiradora de la pluralidad existente en el seno del PSOE y defensora de "articular la existencia de España de forma que esa pluralidad indudable se sienta cómoda dentro de España".