"¿Dónde vamos hoy: a un bar fumador o a uno no fumador?". Esta será la pregunta que desde ayer tendrán que plantearse todos aquellos fumadores o no, que quieran ir de copas o de cañas. Y es que el 2006 ha venido acompañado de una ley antitabaco que entró en vigor ayer. Una normativa que obliga a los hoteleros a elegir si su establecimiento será o no libre de humos --si el local tiene menos de 100 metros cuadrados-- o a adaptar su espacio para los fumadores.

En Extremadura, la mayoría de bares y establecimientos de hostelería se han decantado por permitir que sus clientes fumen, porque consideran que la otra decisión perjudicaría al negocio, y eso a pesar de que con la mayoría de empresarios con los que habló ayer EL PERIODICO no fuman.

Ante la disyuntiva, ha habido quienes han agudizado el ingenio, como el propietario del café-bar Vivaldi de Cáceres, que ha estado haciendo un sondeo entre sus clientes --que finalmente han decidido que el local sea fumador-- y quienes han optado directamente por dejar fumar sin más.

Locales como Zeus, La Marina, o El Jueves, en Badajoz, o La Bodeguilla, en Cáceres, son algunos de los muchos locales en los que el humo aún estará presente.

Sin embargo, aunque la mayoría serán bares fumadores, ayer sí que había algunos locales en los que ya no se podía fumar. Es el caso del centro comercial pacense Conquistadores donde un cartel informaba de que en su interior, donde hay salas de cine, cafeterías, restaurantes y tiendas, no se puede fumar.

Sin ceniceros

El restaurante cacereño Big House, de unos 200 metros cuadrados, ya no tiene ceniceros, sus dueños los han retirado todos porque su negocio está libre de humos. Ayer lo tenían muy claro y aunque la ley les da un plazo de 8 meses para adaptarse, ellos ya lo han hecho: todo el comedor será no fumador, pero con una zona pequeña en la entrada para los que quieran fumar, aunque lo tendrán que hacer de pie.

José Luis Burguillo, propietario de Zeus, en Badajoz, explicó que su local tiene menos de 100 metros y por eso no tendrá que hacer divisiones. Más que preguntar él a sus clientes, le han preguntado ellos a él, y al ver que se podía fumar, entraban.

En el primer día de la entrada en vigor ninguno de los locales preguntados ha tenido quejas de sus clientes, sobre todo de los que no fuman, algunos de los cuales, al ser preguntados por esta medida, respondieron que sin ser ellos fumadores, tampoco tenían incovenientes en que fumaran los demás. Lo único que falta --decían los dueños-- es "información".