«Nos sorprendió gratamente la repercusión de la huelga, los piquetes apenas tuvieron trabajo. En aquel momento los sindicatos conectaban con el malestar que había en la ciudadanía. Existía el movimiento obrero, la gente estaba más mentalizada, ahora cuesta mucho que haya movilización. Miles de personas acudieron la manifestación en Cáceres. Leí un manifiesto en la plaza Mayor. Fue muy emocionante», asegura Miguel Ángel Rubio, que en aquel momento ejercía de secretario general de la UGT en Cáceres. «Significó también la ruptura con el PSOE, con Rodríguez Ibarra, que nos dijo que nos iban a echar de todas las participaciones institucionales».