Llegó el presidente del Gobierno, traje azul televisivo con corbata y camisa a juego, flanqueado por los pesos pesados del PSOE y el Grupo Socialista. Ninguno de sus colaboradores le ayudó a cargar su cartera presidencial. Y eso que la traía reventona de documentación.

Acababan de dar las nueve de la mañana y la sala estaba repleta. Las bancadas del PP, también. Para ver a José Luis Rodríguez Zapatero acudieron los más ruidosos de los populares. Zapatero abrió la cartera y extrajo nueve carpetas rojas. Llevaban el logotipo del PSOE y contenían la memoria del partido para servir de guía al presidente.

Tras recordar a las víctimas, que se concentraron ante el Congreso, empezó a extraer documentos, estudiados a conciencia durante el fin de semana. Los tenía desde hace más de un mes, cuando el partido preparó para él todas las respuestas. Las aportaciones de Interior, con tres informes que avalaron sus principales afirmaciones, completaban las cartas con que jugó Zapatero. Más líder socialista que presidente, acusó al Gobierno del PP de colocar a España en el punto de mira terrorista al apoyar la guerra de Irak. De practicar "el engaño masivo" entre el 11 y el 13-M. De no reconocer aún que los ciudadanos no cambiaron su voto por el atentado, sino porque el Gobierno de Aznar "sembró la confusión sobre la autoría para salvar la cara". Y de seguir empeñados en ligar a ETA con Al Qaeda.

Pero hubo más. Repasó la comparecencia de Aznar de hace 15 días. Le reprochó que atribuyera a los terroristas "capacidad para provocar efectos electorales". Consideró "irresponsable" dudar de que se esté investigando. Y le conminó a ir al juez si tiene datos sobre la autoría intelectual del 11-M. "Si no los tiene, que vaya a generar confusión a otra parte". Los representantes del PP respondieron con gestos de indignación y añadieron lindezas como "¡menudo presidente!", "¡mentiroso!", "¡qué insolvencia!" o "tú sí que eres listo".

Ya sabes cómo es Aznar

Pero lo que peor les sentó fue el relato que hizo Zapatero de su conversación con Mariano Rajoy en la mañana del día del atentado. Tras conversar con Aznar y asumir que el entonces presidente se empeñaba en convocar en solitario la manifestación de protesta, el líder socialista telefoneó al candidato del PP a ver si él podía convencer al presidente Aznar de la conveniencia de hacer una llamada conjunta de los partidos. "Le dije: Mariano, el presidente quiere convocar en solitario", relató Zapatero, y siguió: "El me respondió: Ya sabes cómo es". La maldad enfureció a los populares. "¡Eso es indigno de un presidente!", gritó Zaplana.

Zapatero no se contuvo. Tras la sesión de bofetadas, se puso tierno, y con su mejor talante, recomendó: "Deberían superar el trauma de la derrota electoral". El PP, descolocado, sólo acertó a gritar: "¡Psicólogo!". Sonó a insulto.