A Elisa Barrientos, presidenta de la Organización Regional de Mujeres Empresarias de Extremadura (Ormex) la ley le afecta en una triple vertiente: como mujer, como empresaria y como dirigente de un colectivo que viene luchando en los últimos años en pos de la igualdad. Pero no es demasiado optimista con los resultados provisionales de la ley: "No ha dado para casi nada, por no decir nada".

Elisa reconoce que el panorama de la representación femenina en los órganos directivos y gestores de la región "es deprimente". Y difícil, según explica, será solucionarlo: "La implantación no va a ser fácil, porque la sociedad no está concienciada. Parece que tenemos que ser nosotras solas las que logremos esa igualdad, pero ha de ser el fruto del esfuerzo de todos".

En su opinión, se trata de una normativa que carece de "presupuesto de ningún tipo" y tiene un impacto limitado sobre las pequeñas empresas. "Conciliar es difícil, más si se tiene en cuenta que casi todas las mujeres extremeñas que son empresarias lo son al frente de una microempresa, sin apenas trabajadores; ella misma es empleada y con plena dedicación", comenta. Pero va más allá, porque acusa a algunos empresarios de ser reticentes a implantar planes de igualdad: "Aunque les resulta gratis mediante subvención, dicen que no, que lo dejan para más adelante".

También cree que será complicado que las mujeres obtengan mayor representación en los cargos directivos: "Creemos que somos iguales, pero cuando te casas y eres madre te das cuenta de que no es así". Por eso confía en que la educación de las nuevas generaciones agilice el proceso, porque "actualmente incluso sigue estando mal visto que una trabajadora pida la media jornada".