El consumo de alcohol es una práctica totalmente normalizada en la sociedad. «No nos damos cuenta de que nuestras relaciones sociales van ligadas al alcohol, es algo de nuestra cultura. Desde pequeños observamos que nuestros padres se relacionan con otros con una caña o una copa por medio y acabamos asumiendo la presencia del alcohol como algo normal a la hora de relacionarse», explica Pilar Morcillo, la secretaria técnica de Drogodependencia del SES. Y así crecemos hasta que en no pocas ocasiones se pierde el control o se abusa. ¿Cuándo se convierte en un problema a tratar? «Cuando una conducta impera por encima de tu vida, si todo nuestro pensamiento se centra en que tengo que beber es que hay un problema. Si abandono el trabajo, los estudios, me siento apático, tengo respuestas agresivas, no quiero relacionarme con mi entorno a no ser que sea para beber, gasto mucho dinero en alcohol, no duermo bien... Si se llega a todo eso es porque se diariamente bebe».

Hace 20 años que la OMS catalogó el alcoholismo como una enfermedad, que hace estragos no solo en la salud física y psicológica, sino también en su vida social. El alcohol está, además, detrás de tres de cada cuatro accidentes de tráfico y aún así, es una de las adicciones más normalizadas junto al tabaco.

Y aunque «las adicciones nunca prescriben», como advierte el médico alcohólogo Adolfo Álvarez Villarino, es una enfermedad que tiene cura. Pero llegar hasta ella no siempre es fácil. «Partimos de la voluntariedad, nunca de la obligación. A veces muchos padres nos preguntan que sí jurídicamente pueden obligar a sus hijos a acudir a un recurso para tratarse, pero legalmente no puede hacerse así. Un programa de tratamiento es óptimo cuando la persona parte de su voluntad para dejar de consumir», cuenta Morcillo.

Según sus datos, actualmente hay casi 1.600 personas que están en tratamiento por alcoholismo en Extremadura (hay otras muchas que no siguen ninguna recuperación). Son los últimos datos disponibles hasta finales de septiembre, pero desde la Secretaría Técnica de Drogodependencia presagian que la cifra va a ser muy superior a final de año e incluso va a superar a los datos del 2019, cuando recibieron tratamiento por alcohol más de 2.500 extremeños y extremeñas.

Entre las razones de ese incremento podría estar la crisis sanitaria del covid. El confinamiento de la población decretado en marzo ya puso en alerta todos los recursos disponibles. «Ahí planteamos un plan de nueva normalidad porque sabíamos que, sobre todo las primeras semanas, era muy importante que estuviéramos en contacto más estrecho con la ciudadanía». No solo para combatir los bulos que comenzaron a circular por las redes sociales, «como el que decía que el alcohol destruía el coronavirus», sino también por el posible aumento del consumo en una situación difícil para la población y, ahora, especialmente, porque «ese consumo desmesurado de alcohol va ligado a un posible incremento de casos covid si no tomamos las medidas oportunas», explica Morcillo.

Esto ha hecho que se hayan puesto en marcha plataformas on line para que los pacientes puedan contactar con los profesionales sin salir de casa y también seguir realizando de esta manera algunas terapias grupales. Y, especialmente, en este año complicado se han triplicado las actuaciones de contención y prevención habituales. «La prevención se trabaja desde los dos a los 70 o 75 años de edad». Con los más pequeños se realizan a través de los centros educativos y las ampas y recientemente se ha puesto en marcha un foro activo las 24 horas al que puede recurrir cualquier persona y recibirá una respuesta inmediata. La secretaria técnica dispone además de un teléfono de ayuda gratuito (900210994).

La prevención también se trabaja con el sector hostelero, con los ayuntamientos y mancomunidades y sobre todo va enfocada a jóvenes y adolescentes. «A partir de los 10 o 11 años tenemos que estar atentos a qué sucede en las relaciones con sus iguales y a la información que manejan en los medios tecnológicos, que es mucha y muchas veces no la saben gestionar bien». Para ellos hay varios programas preventivos y protocolos de atención en marcha.

En Extremadura son los Equipos de Conductas Adictivas (ECAs, antes llamados Cedex) los que se encargan de tratar el alcoholismo y la reinserción sociolaboral posterior. Cuentan con distintos profesionales y recursos como centros de día, ambulatorios y centros residenciales para los pacientes más graves (unas 450 personas acuden a estos últimos cada año), donde pueden pasar hasta nueve meses. La mayoría de las veces, el tratamiento terapéutico va acompañado del farmacológico. «Lo que trabajamos es la modificación de la conducta y hay sobre todo mucha carga del psicólogo o psicóloga». También las terapias grupales son fundamentales. «El grupo de terapia es el que te permite identificar tu problema con el alcohol y hacerlo tuyo, porque el tratamiento no consiste en dejar de beber, sino en aprender a vivir sin alcohol. Los grupos terapéuticos son la vía regia del tratamiento», explica en una entrevista en Cadena Ser el facultativo.

Y en este punto también son muy importantes las asociaciones de alcohólicos rehabilitados, como Alrex y Anex, que están en distintos municipios de la región. «Ahí se encuentran con personas que han pasado por ese mismo proceso, dan tranquilidad al paciente y a sus familias y se hacen terapias grupales bastante completas con profesionales multidisciplinares de los ECAs. La cooperación con ellos es fundamental; son los agentes de salud más cercanos que tenemos en la calle y bastante importantes para nosotros», destaca Pilar Morcillo.

Pero llegar hasta a los recursos disponibles en la comunidad supone primero aceptar que existe un problema con el alcohol. Y dar ese paso es generalmente más fácil para ellos. «El hombre tarda de 4 a 5 meses entre la aceptación y su llegada al recurso, sin embargo cuando la mujer acepta que tiene un problema con el alcohol pueden pasar años hasta acercarse al tratamiento porque la mochila que lleva suele ser para ella más importante que su problema. Y pesa también el estigma: está más normalizado ver a un hombre solo bebiendo en una barra que a una mujer», apunta Morcillo. Por esa razón, dice, desde el 2019 todos los profesionales se están formando en perspectiva de género «y estamos viendo que más mujeres están solicitando tratamiento».

En la lucha contra el consumo de alcohol también entran en juego los inspectores y los cuerpos y fuerzas de seguridad. En los nueve primeros meses de este año se han triplicado las denuncias por distintas razones ligadas con la bebida, con 255 denuncias frente a las 128 registradas en todo el 2019. La venta a menores, la no autorizada o el consumo en la vía pública, los principales motivos.