En tres de cada cuatro localidades extremeñas muere más gente de la que nace. Los últimos datos del INE sobre fenómenos demográficos pueblo a pueblo , los relativos al año 2006, muestran que 294 municipios de la región (un 76,7% del total) tienen un crecimiento vegetativo negativo. En otros 15 el saldo fue neutro --no se ganó ni perdió ningún habitante de forma natural --, y únicamente en los restantes 74 (19,3%) se incrementó la población. Se trata éste de un fenómeno más acusado en la provincia de Cáceres, donde las defunciones superan a los alumbramientos en ocho de cada diez municipios (80,8%), mientras que en la de Badajoz la proporción se reduce al 71,3%.

Las cifras del INE revelan, además, la existencia de dos regiones en el ámbito demográfico. Por un lado, la que forman la mayor parte de las pequeñas poblaciones, en las que se confirma la tendencia general a perder habitantes. Pueblos como Garbayuela, Santa Marta de Magasca, Casas de Don Antonio o Herrera de Alcántara, por ejemplo, no registraron ningún nacimiento a lo largo del 2006. Otros registraron llamativos descensos de población. Es el caso, entre otros, de Cabeza del Buey (con un saldo de -72); Trujillo (-67); Arroyo de la Luz (-63); Azuaga (-43) o Valencia de Alcántara (-40).

Por otro lado estarían las grandes poblaciones, en las que la tendencia es la contraria. Sucede así tanto de la provincia de Badajoz, donde la capital sumó 706 habitantes más; Mérida 277; Almendralejo 151; Don Benito 90 y Villanueva de la Serena 74; como en la cacereña, en la que Cáceres subió 367; Plasencia 144 y Navalmoral de la Mata 34.