Extremadura fue pionera en buscar médicos fuera de España, incluso fuera de la UE. Ahora mismo en la región trabajan alrededor de 150 facultativos que hablan doce idiomas distintos. De hecho, en varias ocasiones la Comunidad Extremeña ha empleado el 100% del contingente de trabajadores extracomunitarios que autoriza el Ministerio de Trabajo en la contratación de médicos, en principio para especialidades como oftalmología, trauma o ginecología, pero después también, ante el evidente déficit, médicos de familia.

Así ocurrió el año pasado: el cupo fue de cien trabajadores extranjeros, que fueron cien médicos. Este año el contingente extremeño se ha reducido a 60 trabajadores. Aunque todos fuesen médicos, serían muchos menos que el año pasado, y la escasez de doctores sigue siendo evidente.

¿Va a suponer un problema? En el SES creen que no, y se basan en dos argumentos. El primero sería que Extremadura ha buscado mayoritariamente surtirse de médicos procedentes de Polonia, merced a acuerdos que abrieron canales de confianza estables y que ofrecían garantías a los responsables sanitarios extremeños. Ahora pueden seguir viniendo esos médicos aunque no haya cupo, puesto que se trata de ciudadanos de la UE que pueden circular libremente y trabajar en el país comunitario que deseen.

El segundo es que el contingente marcado a principios de año no es un cupo cerrado. De hecho, la ley permite que, si se revela necesario, las comunidades puedan solicitar al ministerio ampliaciones extraordinarias del contingente a lo largo del año, y no suele haber problemas.

Esta política de buscar fuera lo que no se encuentra aquí no es exclusiva de Extremadura, sino que se ha ido instalando en la mayoría de sistemas sanitarios autonómicos ante la escasez de médicos españoles, con facultades muy limitadas en la entrada de estudiantes.

Tan es así que en el 2006 el número de nuevos médicos extranjeros que empezaron a trabajar en España ya superó al de nacionales. De todas las facultades de Medicina españolas salieron algo menos de 4.000 médicos. En cambio, se homologaron casi 3.300 títulos de doctores de fuera de la UE y se reconocieron más de mil a médicos especialistas de la Unión Europea.

Estas políticas han dado lugar a dos nuevos problemas. Por un lado, la competencia feroz entre regiones para hacerse con médicos, lo que ha provocado, por ejemplo desde Extremadura, alguna que otra queja porque había comunidades que trataban de fichar médicos extranjeros que trabajan en la región como si de futbolistas de élite se tratase, con la promesa de más sueldo, más incentivos, más...

Por otra, que hay especialidades donde existen trabas para traer a médicos que según qué país, y no precisamente por su nivel de formación. Esto ocurre con los médicos de familia, especialidad que se ha terminado convirtiendo en una de las que presenta mayor déficit. Para estos médicos de centro de salud o consultorio, el idioma es una barrera definitiva, porque no pueden ejercer bien su labor si no entienden al paciente o este no les entiende a ellos. La solución aquí está en recurrir a Hispanoamérica, que es donde Extremadura trata ahora de fichar a estos médicos.