Un total de 130 municipios extremeños, un tercio del total, han visto cómo en los dos últimos años su número de habitantes en paro aumentaba más de un 50%. Entre julio del 2008 y el mismo mes del 2010 --últimos datos disponibles del Servicio Público de Empleo Estatal--, apenas 16 poblaciones de la región lograron disminuir su cifra de desempleados. De las 367 restantes, la mayor parte --casi dos tercios-- registraron incrementos por encima del 30%.

En este mismo periodo, en el conjunto de Extremadura el desempleo creció un 37,2%, una media que se ha superado claramente en algunas de sus principales ciudades. Es el caso de Plasencia, donde en dos años el número de desocupados ha crecido en 1.276 personas, un 51,7%, o el del Almendralejo, con 1.609 nuevos parados (+49,4%). Las dos capitales de provincia no han escapado mucho mejor. Así, en Cáceres, las oficinas de empleo acumularon 2.567 inscritos más (45,7%), mientras que en Badajoz fueron 4.788 (44,2%).

Francisco Martín, concejal de Empleo del Ayuntamiento de Plasencia, señala que en esta ciudad se ha acusado en mayor medida que en otras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria por el peso "más representativo" que el sector de la construcción tenía en el tejido empresarial local, con compañías "sobre todo dedicadas a la fabricación de estructuras, que trabajaban en toda España". Desde que comenzó la crisis los parados dentro de este sector se han multiplicado por tres, a lo que se ha añadido también la importante subida que se ha experimentado dentro del sector servicios (de 1.518 desocupados a 2.136).

"Estamos volcados con este tema, haciendo más políticas activas de empleo que nunca", asegura Martín, que resalta también que, a pesar del incremento, Plasencia se mantiene "tres puntos por debajo" de la tasa de paro promediada por las principales ciudades extremeñas. Además, añade que desde el consistorio placentino se está trabajando en "un cambio de modelo productivo" en la ciudad, en el que se incluyan aspectos como la potenciación del turismo y de la I+D+i o una mayor apuesta "por todo lo que sea atraer talento y nuevas empresas a la ciudad".

De las demás poblaciones con más de cinco mil habitantes, la que sufre un mayor aumento es Talayuela, con un 64,2%, lo que no impide que siga siendo, dentro de este grupo de localidades, la que ofrece una menor tasa de desempleo en relación a su número de habitantes. Algo similar ocurre con Talavera la Real y Jaraíz de la Vera, que ocupan el segundo y cuarto lugar en incremento de paro, pero que también están entre las que menor índice presentan.

Pero la crisis económica también se ha dejado notar en las cifras del paro de los municipios de menor tamaño. En julio del 2008, Robledillo de Gata (124 habitantes) era la población extremeña con menor número de parados. En realidad sobraba la s , porque solo tenía uno. Ahora son ocho, uno de ellos el alcalde, Luis Sánchez, que está desempleado desde el pasado mes de abril, cuando dejó de trabajar en una empresa de transportes vinculada a la obra pública.

Entre los restantes seis nuevos parados, explica Sánchez, hay "algún caso" de personas que han regresado a Robledillo tras perder su empleo fuera y varios más de empleados que habían estado trabajando para el ayuntamiento gracias a subvenciones de la Junta pero a los que los contratos le han expirado. En este sentido, explica que los recortes en el gasto público también han afectado de manera "notable" a estas ayudas. De hecho, de las siete personas que el ayuntamiento tenía contratadas a finales del 2009, se ha pasado a tres, a las que el contrato se les terminará este mismo mes. Posteriormente, las subvenciones darán apenas para dos contratos, uno de ellos ni siquiera para un año completo. "Intentaremos que sean peones de servicios múltiples, que son los que nos hacen falta a los ayuntamientos pequeños", confía. Parecidas evoluciones a las de Robledillo se han experimentado en Berrocalejo (105 vecinos), donde se ha pasado de dos a doce parados; y en Carbajo (227 censados), de 4 a 19.

En Cabezuela del Valle, el paro también ha crecido por encima de la media. Lo hizo en un 74,4% (63 desempleados más sobre una población de unos 2.100 habitantes). "Ha sido principalmente por los despidos en empresas de la construcción de la zona", señala su alcalde Antonio Domínguez, que añade que el sector servicios también se ha resentido, con el cierre de varios bares y restaurantes. Domínguez tampoco elude la crítica: "La gente a veces es muy cómoda. Acabo de llamar a 42 personas para el Aepsa, y solo se han presentado seis".