Unos 4.000 militares de los ejércitos de tierra, mar y aire tomaron ayer el relevo a los voluntarios en las labores de limpieza de las playas de Galicia y Asturias. La precipitación del despliegue provocó que muchas unidades acudieran sin medios suficientes y sin saber siquiera a dónde dirigirse. Algunos mandos optaron por ponerse a las órdenes de las cofradías de pescadores, las mismas entidades que ya coordinaron los trabajos de la solidaria marea blanca que invadió Galicia durante el puente de la Constitución.

"Nos avisaron cuando nos dirigíamos al desfile del Día de la Inmaculada. Nos dijeron que cogiéramos el petate y un saco de dormir, y para Galicia. Hemos venido con lo puesto y no sabemos ni dónde nos llevan". Así lo declaró un mando intermedio de la División Acorazada de Madrid poco después de tomar tierra en el aeropuerto de Santiago de Compostela. Es más, según añadió, el personal médico militar acudió con las manos vacías, sin un solo utensilio.

NEGATIVA DE LA XUNTA

Lo que no sabía este militar es que pocos minutos después sus jefes se sentarían con los miembros del autoconstituido comité de emergencia de O Grove y se ponían a sus órdenes. "Les dijimos qué playas tenían que limpiar y cómo hacerlo", destacó un portavoz del comité, que está encabezado por la cofradía de la población. El portavoz aún no daba crédito a lo que había oído. "Le hemos dicho a la Xunta que tome el mando y dirija las operaciones y lo ha rechazado", relató.

Para hacerse una idea de cómo estaban las cosas, no había más que visitar la cercana playa de San Vicente, donde un centenar de soldados de la compañía aerotransportada de Pontevedra se afanaban en achicar fuel sin descanso.