Dos de las primeras personas en enterarse de que acababa de nacer Leonor Borbón Ortiz fueron el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el del Congreso, Manuel Marín. No en vano son las más altas autoridades del Estado, después del Rey, y deben ser informados enseguida de los nacimientos de la familia real. Más si se trata del de una futura reina. "De momento, ha nacido una infanta", matizó el príncipe Felipe cuando se le preguntó si su hija se sentaría algún día en el trono. Fue sólo una precisión, porque el padre dejó claro que la lógica hará posible que, algún día, la pequeña se convierta en Leonor I de España.

La Casa del Rey llamó a la Moncloa a las 2.25 de la madrugada, 10 minutos antes de comunicar la noticia a los periodistas vía SMS. Una hora después, sobre las 3.20, era Felipe en persona el que llamaba a Zapatero para decirle que acababa de ser padre de una niña. Los abuelos, "a pesar de la hora", también fueron puestos al corriente.

Una vez cumplió con el deber y con la cortesía, el Príncipe compareció ante los periodistas. Eran ya las seis de la madrugada y ofreció una rueda de prensa en la que combinó los dos tipos de discursos a los que están obligados los miembros de la Familia Real. El emocionado y espontáneo, propio de un padre primerizo al que todavía le tiemblan las piernas porque acaba de conocer a su hija y eso "es lo más bonito que puede ocurrir", y el profesional, el que le llevó ayer a destacar la "trascendencia institucional" del acontecimiento dado lo "consustancial que es la sucesión para la monarquía parlamentaria".

Puesto en ese papel, Felipe destacó que la reforma de la Carta Magna que equiparará los derechos de su hija con los de un varón obedece a "la lógica de los tiempos" y "al sentir mayoritario de los españoles". No quiso hablar de plazos porque, dijo, "los tiempos los marcan las Cortes generales" y en ellas se decidirá cuál es "el momento político".

EN EL PARTO, JUNTO A ELLA Pero quien apareció ante el centenar de periodistas para contar cómo sucedieron los hechos también fue el Felipe marido de Letizia. Había prometido que estaría junto a su mujer y cumplió pese a que fue necesario practicar una cesárea. Y como todo fue bien, Felipe estuvo al lado de su mujer y le hizo una retransmisión de los hechos "lo más precisa" que pudo, ya que reconoció su "poca capacidad técnica en la materia".

"PERO BUENO, ¿QUE HA SIDO?" Como todos los padres, tenía que poner un ojo en la madre y otro en el bebé. Confesó que casi ni se fijó "en el primer momento de salir la niña", por lo que tuvo que preguntar: "Pero bueno, ¿qué ha sido?". Y entonces le confirmaron que era niña.

Después de insistir en que él y Letizia estaban "felices y radiantes", el Príncipe la describió como "grande y parece que fuerte". Incapaz de encontrarle un parecido más exacto, optó por un diplomático "tiene rasgos de los dos a primera vista". Acuciado por las preguntas encontró la manera de salir airoso del trance y pasó la pelota a los periodistas: "Pronto la van a ver".