Desde hace ya muchos años, los comicios municipales se han saldado con un empate técnico entre socialistas y populares, siendo las elecciones autonómicas, y especialmente las generales, las que evidenciaban el poder real de las siglas de cada cual. Pero el mayoritario descontento con la gestión de la crisis que ha hecho el Gobierno y el provecho que de ello ha sacado el PP provocó el 22-M una sacudida sociológica que, esta vez sí, ha quedado reflejada en la constitución de los consistorios españoles que tuvo lugar ayer e, incluso, en los gritos de indignación que se escucharon en cientos de ciudades de todos los rincones de España a las puertas de sus ayuntamientos y que, en casos como el de Madrid, conllevaron actuación policial.

Así, los conservadores han cogido oficialmente el bastón municipal en 34 de las 50 capitales de provincia: 31 con mayoría absoluta --entre ellas Sevilla, bastión del socialismo-- a las que hay que sumar Vitoria y Huesca, en las que gobernarán con pactos, y Oviedo, donde el hombre fuerte del PP asturiano, Gabino de Lorenzo, dirigirá el ayuntamiento sin una mayoría que perdió por el efecto Cascos.

El PSOE, por su lado, tendrá que conformarse con nueve capitales, aunque solo en Cuenca, Soria y Lleida tiene mayoría absoluta. En las restantes (Zaragoza,Toledo, Segovia, Tarragona, Lugo y Ourense), alcanza el poder con ayuda de partidos nacionalistas o de IU, pese a que los actos oficiales de ayer dejaron en evidencia la división que se ha instalado en el seno de la izquierda.

La organización federal que lidera Cayo Lara recalcó ayer desde su twitter oficial que en Zaragoza, Segovia, Toledo o Fuenlabrada los socialistas tendrán alcaldías gracias a la actitud de Izquierda Unida, mientras que Gaspar Llamazares tiraba también de tweets para apuntar que "salvo en excepciones insuperables imputados, IU debe mantener el veto general al PP y rectificar o sancionar los incumplimientos, que son los menos", al tiempo que lamentaba que se dé importancia a la "excepción y no a la regla".

Efectivamente, tanto IU como el PSOE anunciaron ayer sanciones para ediles "indisciplinados" de ambas formaciones que, con sus votos, propiciaron la llegada del PP al poder (ocurrió en tres municipios de Córdoba y en Isla de la Palma). Pero la realidad es que, como ayer denunciaba la socialista Elena Valenciano también en la red social, 20 grandes ayuntamientos serán populares porque IU no lo ha querido impedir. En Extremadura se da el caso más sangrante: el PP se hace con 163 alcaldías, 19 de ellas gracias a acuerdos con Izquierda Unida, y está por comprobar si entregarán la comunidad a los populares o pactarán con el socialista Guillermo Fernández Vara, a lo que en prinicipio son reacios los de la federación.

"PAN Y CHORIZOS" Los políticos no fueron los únicos protagonistas ayer, porque en buen número de las capitales donde se conformaba gobierno local los indignados, respondiendo a un llamamiento del 15-M, salieron a las calles a gritar sus ya célebres "¡no nos representan!"; "lo llaman democracia y no lo es" o "no hay pan para tanto chorizo". En Valencia, Burgos y Madrid, además de abucheos y cacerolas, hubo intervención policial y en Palma, detenidos.

En las calles madrileñas se vivieron momentos de gran tensión cuando los coches oficiales quisieron abandonar la Casa de la Villa y la policía desalojó sin miramientos a los manifestantes que pretendían impedir su paso. La cosa no fue a más.