La andadura del Banco Regional de Sangre, organismo creado por el SES para centralizar este servicio, ha arrancado con polémica al plantearse las nuevas condiciones en las que se cederán los hemoderivados a las clínicas privadas de la región.

El punto más discutido ha sido el precio. Hasta la puesta en marcha del Banco, las clínicas pagaban por cada bolsa de 400 centímetros cúbicos entre 120 y 150 euros, precio que ya les resultaba excesivo si se comparaba con el que se pedía en comunidades vecinas.

Ahora, en una reunión mantenida hace poco por los responsables del Banco Regional de Sangre con los representantes de las clínicas, se informó de que el precio ha subido hasta los 170 euros, cifra considerada desorbitada por los centros privados.

El director de Asistencia Sanitaria del SES, Dámaso Villa, aseguró que la polémica "es pura demagogia", puesto que, según señaló "no se cobra la sangre, que se dona gratis y no se comercia con ella, sino que lo que se tiene que pagar es el coste de las pruebas cada vez más exigentes a que se somete".

NO SE ADMITE DEVOLUCION

Este argumento es rechazado por las clínicas, que se preguntan cómo es posible que si exigencias analíticas y las pruebas son iguales para toda España, en las comunidades vecinas pueda adquirirse sangre con las mismas garantías a 50 euros por bolsa.

Otra condición del SES que ha añadido malestar es el hecho de que se hayan suprimido las devoluciones. Antes, si la clínica no utilizaba la sangre podía devolverla antes de que caducase al sistema público, que tiene más facilidad para emplearlas al desarrollar mucha mayor actividad. A los centros privados se les entregaba, sin coste adicional, una nueva remesa de bolsas.

Desde ahora, la sangre que no se emplee irá a la basura, y los responsables de las clínicas señalan que puede darse la paradoja de que una persona done sangre gratis, sea intervenida en un centro privado pero no sea necesaria una transfusión, y su propia sangre se le cobre como parte del coste de la operación y acabe en la basura.

Esta objeción también es descartada por Villa, quien indica que no pueden admitirse devoluciones porque "no estamos seguros de que la clínica haya respetado la cadena de frío y la sangre mantenga su calidad", cuestión que es rebatida desde los centros privados indicando que la conservación de la sangre responde a unos protocolos fijados cuya vulneración supondría, entre otras cosas, el cierre de la clínica.

Finalmente, los centros ubicados en lugares más alejados del Banco, cuya sede es Mérida, como es el caso de Plasencia, apuntan que esta centralización puede implicar demoras excesivas en el caso de que se necesite una transfusión urgente, puesto que ya no se puede recurrir al hospital más cercano.