"El botellón en Mérida se desarrolla con relativa tranquilidad. Se hace donde se debe y no recibimos quejas". Así lo señala el concejal de Tráfico y Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Mérida, José Fernández, sobre una actividad que concentra en el recinto ferial a una cifra que varía entre los 2.000 y 3.000 jóvenes todos los sábados, ya que el viernes apenas va nadie.

Hace cinco años, el botellón se repartía por varias calles del casco urbano. Primero fue la calle Villafranca de los Barros, a las puertas del estadio municipal, pero la presión vecinal, con protestas incluidas, lo desplazó a la calle Anás, junto al río Guadiana. Hasta que finalmente se ubicó en el recinto ferial, un lugar idóneo por su amplitud y estar algo apartado.

A pesar de todo, se lleva a cabo una vigilancia discreta de la policía local y nacional, se combaten los botellones ilegales y se hacen controles de alcoholemia y de conducción temeraria.