A falta de explicaciones oficiales, y en un momento en el que precisamente la falta de explicación es lo que mejor revela el calado de la crisis, al menos una docena de nombres se barajan como los que deben protagonizar la normalización del PP extremeño.

El estallido de ayer indica que las tensiones no son ya entre el aparato , representado por la actual dirección, y los que han sido apartados de estos órganos pero mantienen presencia en el partido. La división que se visualizó en el congreso precedente, con la dupla Floriano-Celdrán de un lado (asistidos por sus partidarios) y la dupla Baselga-Acedo (con predicamento en algunos sectores) ha dado paso a un nuevo panorama.

Por una parte, dentro del equipo de dirección se evidencian luchas cada vez más difíciles de ocultar. Floriano mantiene a su lado a Díez Solís, Pilar Vargas, Cristina Teniente o Laureano León, pero ha perdido la sintonía con Celdrán y lo que representa Badajoz. Monago parece haberse visto atrapado en esta brecha. De la fuerza del entorno de Celdrán da idea el diseño de las listas al Congreso y Senado en la provincia de Badajoz y lo ocurrido ayer.

Del lado de los disidentes , nuevos elementos se han añadido desde el congreso: Javier Casado o el mismo Antonio Guerrero, cuyo malestar quedó reflejado en el asunto de las papeletas al Senado. También reaparece en escena un actor, el exalcalde placentino José Luis Díaz, a quien la marcha de Floriano le ha dado presencia de nuevo.