Alta vulnerabilidad, es la calificación que la organización ecologista Adena otorga a Extremadura en su ´incendiómetro´ del 2007. La comunidad Extremeña presenta un riesgo de incendios de 6,4 sobre 10, el segundo más alto de España, y a dos décimas de Galicia, la región peor colocada.

Para elaborar la clasificación, Adena ha examinado 17 parámetros, que valoran la implicación de las administraciones en la prevención, las causas de los incendios y la eficacia en combatir las llamas cuando el fuego ya ha prendido. La conclusión es que la mala gestión de los montes aviva el peligro.

Extremadura logra la peor calificación de toda España en cuanto al riesgo estructural y afirman que apenas el 0,6% de la superficie forestal cuenta con plan de gestión . Además, la inversión en prevención y extinción es de poco más de 11 euros por hectárea forestal, la tercera más baja de España, donde la media ronda los 30 euros por hectárea.

El estudio destaca que cuatro de cada diez incendios que sufre Extremadura son intencionados, aunque apunta que el fuego ha consumido anualmente una media del 0,55% de la masa forestal, por debajo de la media española.

En cuanto a las medidas de prevención y extinción, Adena destaca que solo el 55%, de los incendios de la región se controlan antes de que se queme una hectárea, cifra que está por debajo de la media nacional, en el 64%,

El resultado final, según el informe es que en los últimos quince años las pérdidas económicas por los incendios superaron los 1.000 millones de euros, lo que supone alrededor de la cuarta parte del presupuesto anual de la Junta.