Según los grupos antinucleares no existe una solución satisfactoria a la generación de residuos atómicos, que permanecen activos durante decenas de miles de años. Algunos países depositan el plutonio de las barras de combustible gastado en el La Hague (en Francia) o en Sellafield (Reino Unido), las únicas plantas de reprocesado de Europa. Ambas vierten desechos radiactivos al mar.