La caza tampoco se ha librado de sufrir los estragos de la crisis financiera. "Antes la gente estaba dispuesta a pagar de 1.000 a 2.000 euros por un coto, ahora no se lo pueden permitir, por lo que la opción es buscar uno de 600 euros, que aparte de haber pocos, en el caso de que se encuentre uno allí la caza es mínima", apunta José María Gallardo, secretario general de la Federación Extremeña de Caza. La crisis también se ha dejado notar en la cifra de cazadores que acude de otras comunidades autónomas y de Portugal, que ha disminuido sensiblemente en los tres últimos años.

"La gente ya no apuesta por venir a Extremadura, habiendo cotos más cercanos a Madrid y, además más baratos", confirma Luis Muñoz, empresario cinegético de Alcántara, además de aficionado a la caza, que también critica el papel de la Administración. "Están en un plan recaudatorio-destructivo, poniendo impuestos más altos que los que existen en otras comunidades autónomas españolas", reflexiona.

En esta línea, el presidente de la Asociación de Empresarios de la Caza en Extremadura, Ignacio Higuero, pide que no se olvide que la actividad cinegética aporta sustanciales beneficios económicos a la región, además de potenciar "el desarrollo rural, fijando la población al territorio" y de impulsar al sector servicios.