Una media cercana al centenar de extremeños, en su mayoría jóvenes de 11 a 15 años, empiezan a fumar cada semana --en España la cifra ronda los 3.500--. Más de 70 adultos logran dejar el hábito, unos 30 de ellos tras la muerte --cada día fallecen 150 españoles a causa del tabaco--. En los últimos años, los índices de tabaquismo han experimentado un gran aumento en la región y se calcula que los fumadores extremeños superan ya la cifra de 400.000.

Los datos de la Consejería de Sanidad indican que el 43% de los extremeños de entre 15 y 65 años son fumadores y el 73,5% ha probado alguna vez el tabaco. La edad a la que los jóvenes se fuman el primer cigarrillo está en 12 años. Dos años después son fumadores habituales.

El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNTP), que agrupa a una treintena de sociedades científicas, aporta otro dato: la subida de un 10% del precio de la cajetilla evitaría que un 8% de menores cayeran en este vicio.

Este aumento de precio provocaría de paso una bajada del consumo de cigarrillos en un 5%, según han establecido en sendos informes la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial. "La elevación del precio, junto con la prohibición de toda publicidad, es la medida más importante desde el punto de vista preventivo", defiende Carlos Jiménez, neumólogo y presidente de la Sociedad de Especialistas en Tabaquismo.

TABACO MAS BARATO El argumento es compartido por Rodrigo Córdoba y Joan Ramon Villalbí, presidente y secretario del CNPT, respectivamente, quienes abogan por una subida del precio al menos de un 10%. Estos especialistas advierten de que el tabaco no sólo es más barato en España que en el resto de Europa, sino que cuesta menos en términos reales que hace 30 años, si se descuenta la inflación.

Un estudio de la Universidad Pompeu y Fabra revela que la industria del tabaco bajó los precios en los años 70 para captar a las mujeres jóvenes. "Las tabaqueras no han repercutido en el precio final las últimas subidas de impuestos y las han descontado de sus beneficios para buscar y mantener nuevos y seguros clientes entre los adolescentes", denuncia Jiménez.

Sin embargo, el Ministerio de Economía impuso su criterio contrario a la subida de precios en una reciente reunión del Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo. El argumento del departamento que dirige Rodrigo Rato es que repercutiría en el índice de precios al consumo (IPC) y en otros aspectos macroeconómicos. "El tabaco es una droga, no un bien de consumo. ¿Sería lógico que se computara también en el IPC la venta de cocaína que seguramente mueve mucho más dinero?", se pregunta Carlos Jiménez.

Según Rodrigo Córdoba, el tabaco ocasiona mayor gasto sanitario que los beneficios que le reportan los impuestos que lo gravan. "Lo del IPC es una excusa. Se puede calcular un IPC sin tabaco, como el que se utiliza para

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