El bullicio atrapa al silencio. El sonido se codea con unos muros acostumbrados al sigilo. Los aplausos quebrantan una ley -no escrita- de calma. Cáceres respira viva. Transgrede el reposo sobre las tablas y fuera de ellas. Womad vibra más allá de los escenarios. La capital se rebela al habitual ritmo pausado y acelera un fin de semana, lo agita, lo mueve y también lo baila.

«Qué Womad tan vigoroso, da gusto verlo», vocifera el manifiesto en una plaza Mayor generosa de público. El festival que abandera la libertad reivindica de nuevo la acogida de refugiados, grita un «no» alto y rotundo contra la violencia sexual y muestra su rechazo al «machismo». «Tenemos la oportunidad y la obligación de transmitir un mensaje de compromiso», reclama el alegato de un festival en el no es música todo lo que reluce. Aunque Womad acumula su brillo en los directos, trasciende a lo puramente musical. Este año, ese hito lo encarna Omar Souleyman, que entonará esta noche un guiño a favor de la población que sufre las consecuencias de la guerra de Siria. A este sábado con buenas expectativas le precede un viernes que incluso antes de que comenzaran a tocar los grupos ya albergaba curiosos en las plazas. Madrugadores y agradecidos al buen tiempo, al igual que el jueves, se presentaron en los rincones los espectadores venidos de todas las partes del mundo.

El Pelujáncanu abrió la jornada del viernes con su folk renovado en el escenario principal, minutos más tarde el punk de los Subterráneos embargó la plaza de Santa María, pero fueron los estadounidenses Chk Chk Chk (!!!) los que agitaron a las masas e hicieron bailar pasado el atardecer a los asistentes al festival multicultural. La personalidad de Enric Montefusco, el sabor a Bjork de Mounqup y el feminismo de Oumou Sangaré tenían previsto cerrar la jornada. El buen sabor de boca del jueves propició que la normalidad fuera protagonista. La noche anterior tampoco lamentó incidentes relevantes, no obstante, la policía levantó dos actas de denuncia por tenencia de cocaína, hachís y marihuana, formuló dos denuncias por orinar en la vía pública y formalizó dos denuncias por desobediencia a agentes de la autoridad. Cabe destacar que el dispositivo desplegado este año supera los 300 efectivos activos y un mayor control sobre el consumo de alcohol en menores.

Del mismo modo, ante la previsión de afluencia masiva, el concejal de Seguridad Ciudadana, Rafael Mateos, avanzó que cuando la «asistencia del público sea considerable, se activarán las calles de un solo sentido». Este año además se suma a una iniciativa pionera en la capital cacereña contra las agresiones sexuales. Para solidarizarse con la causa, los presentadores de los escenarios lucieron bandanas moradas con el logotipo de la campaña ‘Respétame, por una fiestas libres de acoso’.

MÁS ALLÁ DEL ESCENARIO

El festival llega hoy sábado al culmen de la edición y entre la decena de directos programados para hoy, se cuelan actividades más allá del escenario: un concierto improvisado por la mañana, un taller de bichos y baile para adultos, una sesión de cine con Nelson Mandela en la filmoteca a las 18.00 horas, un recorrido fotográfico en La Conce o la degustación de alguna especialidad árabe en Las Veletas. A las 12.00 horas San Jorge albergará la acción ‘Me basta el ruido’ del grupo Gichi-Gichi Do, con concierto improvisado, sesiones de spoken word o performances. La entrada es gratuita. Mañana domingo será el palacio de Carvajal el que acogerá un recital de poesía de Lara López con música de Gecko Turner. En San Mateo, una veintena de artesanos ofrecerán un abanico de creaciones originales elaboradas a mano con cueros, telas, joyas, piedras, pinturas y otros componentes y platos del mundo. En la misma zona, los asistentes que quieran también podrán participar en un mural elaborado con latas de refresco para sensibilizar sobre el medio ambiente, otro de los pilares del festival que aúna conciencia y ritmo y que se subleva al silencio hasta el domingo.