Aqué fue ayer el presidente del Gobierno al Congreso? El líder del PP, Mariano Rajoy, le exigió a José Luis Rodríguez Zapatero que explicara sus razones. Pero el jefe del Ejecutivo se hizo esa misma pregunta en su primera intervención en el Congreso. Zapatero no llegó a la cámara, tras pedir personalmente su comparecencia, para anunciar nuevas medidas que puedan paliar la crisis económica, sino para "transmitir confianza y dar la cara", dejando claro, ahora sí, que es "plenamente consciente" de la situación y que asume su responsabilidad. Y detalló sus armas como presidente: la voluntad de no dejar en la estacada a los que han perdido y pueden perder su empleo, y buscar soluciones a través del diálogo social, con sindicatos y empresarios.

Insistió Zapatero en esa receta, más allá de varias medidas sobre las políticas de empleo y otras centradas en el mercado inmobiliario. Se limitó a reiterar las ya adoptadas en el mes de julio y agosto, como la reducción de los 400 euros en el IRPF. Para el presidente, el diálogo social no permitirá políticas drásticas, pero será la garantía de que no habrá conflictos sociales y que el conjunto de la sociedad española podrá ir sorteando la crisis eco- nómica. El presidente del Gobierno sabe que esa es un arma importante, y que los sindicatos y los empresarios la valoran. El mismo pudo comprobar cómo lo viven los sindicatos.

ESTANCAMIENTO El pasado fin de semana, el secretario general de la UGT, Cándido Méndez, se lo dejo claro en Rodiezmo (León). El Gobierno, aseguró, puede salir por la "calle de en medio", una opción que tomaron dos gabinetes de distinto signo, el PSOE --en 1992 y 1994-- y el PP --en el 2002--. En las tres ocasiones los sindicatos acabaron convocando huelgas generales. Méndez asumió que cuando el Gobierno toma medidas por sí solo, estas pueden tener mayor efervescencia a corto plazo, pero no se asentarán en la sociedad a no ser que las acuerde con los agentes sociales, algo que necesariamente toma su tiempo.

Y Zapatero ha tomado esa opción, junto a su reiterada apuesta para impulsar políticas sociales que hagan más llevadera la crisis a los más desprotegidos. Asumió que la economía española "está estancada" y que es producto, principalmente, de la crisis financiera en Estados Unidos, que ha provocado el cierre del grifo de las entidades bancarias al crear una enorme desconfianza. Y reconoció también que en el caso de España el problema principal es el déficit por cuenta corriente, algo propio de la economía española, cuyo ahorro no es suficiente para financiar el enorme crecimiento de algunos sectores, como el inmobiliario, de los últimos años. Es decir, que España necesita dinero del exterior para financiarse y ahora no llega de forma tan fluida. Pero una vez realizado ese diagnóstico, el presidente del Gobierno se dedicó a atizar a los grupos parlamentarios al entender que solo buscan erosionar al Ejecutivo.

VARAPALO DE BRUSELAS Lo que ocurrió, sin embargo, es que mientras Zapatero buscaba las causas del "frenazo" de la economía en Estados Unidos, la Comisión Europea --con el comisario de Asuntos Económicos a la cabeza, el exsecretario general del PSOE, Joaquín Almunia-- pronosticaba desde Bruselas que España entrará en recesión en el segundo semestre de este año.

Con ese varapalo europeo, Rajoy incidió en la falta de credibilidad de Zapatero. "Usted ha fracasado en su intención de transmitir confianza, culpando a todo el mundo de la crisis", aseguró. Otros portavoces, como Josu Erkoreka (PNV), también le echaron en cara el "jarro de agua fría" que acababa de llegar de Bruselas mientras Zapatero protagonizaba su primera intervención en el Congreso.

Pero Zapatero no se amilanó. Reclamó al resto de grupos "seriedad y rigor", al destacar que los países del entorno europeo tampoco crecen, y no han sufrido el desplome de un sector como el inmobiliario, que ha sido uno de los motores de España en los últimos años, pero también la cruz de la actual crisis. Citó a Alemania, Reino Unido, Italia y Francia. "Muchos de esos países son de la misma familia política que usted y están en recesión", le espetó Zapatero a Rajoy para recriminarle que apueste como recetas para salir de la crisis, un recorte del gasto público y rebajas fiscales. En ese sentido, el presidente se negó a que el presupuesto del Estado del 2009 crezca por debajo del 2%, como le pidió Rajoy, y aseguró que lo hará en un 3,5% para asegurar las políticas sociales y la inversión en infraestructuras como el AVE. Ello le sirvió para descalificar a Rajoy, al entender que no puede reclamar un menor crecimiento y pedir al mismo tiempo la conexión por AVE de todas las capitales de provincia.

Zapatero no pudo evitar el debate sobre la financiación autonómica. Tanto el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, como el portavoz de ICV, Joan Herrera y el de ERC, Joan Ridao le pidieron que la crisis no vaya en detrimento de la financiación autonómica, reclamando que se cumpla el Estatut.

La respuesta de Zapatero derivó hacia dos posiciones que él entiende que no son contradictorias. Por un lado, admitió que Cataluña "no puede recibir menos recursos públicos del Estado que otras autonomías después de aportar al fondo de solidaridad". Es decir, que no puede quedar por debajo del ránking autonómico. Zapatero se mantuvo fiel al vicepresidente Pedro Solbes en su intervención del 20 de agosto. Y lo dejó claro: "Sé lo que estoy diciendo, porque esa parte del Estatut casi la escribí yo mismo con alguien que usted conoce", le dijo a Duran, en referencia al acuerdo que suscribió Zapatero con Artur Mas para sellar el Estatut.